Al menos 39 víctimas de abusos sexuales por parte de integrantes de la Iglesia católica en Portugal han solicitado una indemnización económica a la institución, que todavía no ha divulgado cómo llevará a cabo dichas compensaciones.
La cifra fue avanzada en Fátima por el grupo Vita, creado en mayo de 2023 por la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) para prestar apoyo a las víctimas de abusos sexuales que eran menores de edad o adultos vulnerables en el momento de la agresión, que presentó este martes los resultados de su primer año de actividad.
De estos 39 solicitantes, el 72 % son hombres, frente al 28 % de mujeres, según sus datos, que no incluyen las peticiones remitidas a las Comisiones Diocesanas.
Los interesados tienen hasta el cierre de 2024 para solicitar una compensación, según estipuló la CEP el pasado abril.
“Es un número muy fluctuante. Hoy pueden ser 39 y mañana podemos tener un número hasta superior o hasta inferior, porque hay personas que nos contactan para eventualmente desistir de este proceso”, precisó la coordinadora de esta agrupación de expertos, la psicóloga Rute Agulhas.
En su informe el grupo Vita informó también de que, a través de peticiones de ayuda por teléfono o por internet, identificó a 105 víctimas de violencia sexual, 36 de ellas en los últimos seis meses.
Por otra parte, también les contactó un laico que había cometido delitos sexuales en el contexto de la Iglesia y que ya fue denunciado ante las autoridades penales y canónicas.
En este primer año de actividad, el grupo atendió a 64 personas, de las cuales 58 eran menores o adultos vulnerables (personas mayores de edad con alguna enfermedad, deficiencia física o psíquica o que se ven en privación de libertad en el momento del ataque) que fueron víctimas de alguna persona asociada a la Iglesia católica lusa.
De esos 58, el 60,3 % es de género masculino, todos tienen nacionalidad portuguesa y, en el momento de las agresiones, tenían entre 5 y 25 años.
El estudio recoge que la mayoría las situaciones abusivas ocurrió en las décadas de los 60 y los 80, habiendo menos agresiones reportadas en los 70 y los 90, una tendencia que se mantuvo hasta la actualidad.
En el momento de los hechos, el 67,2 % de las víctimas vivía con su familia, mientras que el 31 % se encontraba en alguna institución; y los lugares más comunes donde ocurrieron los abusos fueron el confesionario y la sacristía.
El 63,8 % de los afectados no consigue precisar la frecuencia y el 46,6 %, la duración de las agresiones, que abarcan desde rozamientos y conversaciones con contenido sexualizado, hasta masturbación o penetración oral, anal o vaginal de la víctima.
El 14 % refirió haber sufrido abusos una vez, mientras que el 17 % dijo que fueron “algunas veces”. De los que afrontaron varias situaciones, el 31 % de las víctimas los sufrió durante un año o más (en tres casos, la duración fue entre 6 y 9 años).
Actualmente, los abusados tienen edades que van de los 19 a los 75 años, el 37,9 % son solteros, el 31 % se encuentra en una relación y el 27,5 % está separados o divorciados.
La mayoría (63,7 %) tiene hijos y cerca del 55 % son católicos.
Alrededor del 40 % de las víctimas solo reveló ahora la situación abusiva y el 20,7 % se lo comunicó primero al grupo Vita.
En la mayoría de los casos, no fue presentada denuncia por la víctima a las estructuras eclesiales (81 %) ni a las autoridades policiales o la Fiscalía (86,2 %).
Por su parte, el grupo Vita comunicó 66 situaciones a la Iglesia y 24 casos a las autoridades policiales.
En lo que se refiere a los agresores, el 98,3 % eran hombres y el 91,4 % eran sacerdotes. También el 91,4 % de ellos no reconoció haber cometido la agresión.
Cinco personas identificaron como agresor a un laico en el contexto de la Iglesia.
De acuerdo a lo relatado por las víctimas que recuerdan a su atacante (el 82,8 %), la edad aproximada del abusador iba desde los 20 hasta los 70 años.
Otro informe realizado por expertos a petición de la CEP publicado en febrero de 2023 reveló que en el país hay al menos 4.800 víctimas de pederastia desde 1950.
Durante la presentación de este martes, el grupo Vita hizo hincapié también en la necesidad de que exista una mayor formación unificada a nivel nacional para prevenir los abusos y ayudar a las víctimas una vez ocurren, tanto dentro como fuera de la Iglesia.
EFE
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