Un hombre de 94 años murió en Uruguay por un incendio que hubo en un residencial de ancianos en la localidad de Salinas (Canelones), a unos 40 kilómetros de la capital Montevideo. Otras tres mujeres están internadas como consecuencia del accidente. El hecho ocurrió casi dos semanas después de la tragedia ocurrida en Treinta y Tres, donde 10 personas murieron tras un incendio.
Por Infobae
El Ministerio de Salud Pública (MSP) confirmó la información en un comunicado, en el que expresó que “está colaborando en la investigación” del episodio y se mostró a disposición de la Justicia. El director de Salud de Canelones, Horacio Vignoli, declarará en Fiscalía por este caso.
Cuando los Bomberos llegaron al hogar, se encontraron a cinco personas mayores lesionadas y tres de ellas en grave estado. Dos funcionarios estaban trabajando en el turno y los adultos que vivían allí eran nueve.
Una mujer de 80 años y dos mujeres de 82 resultaron con lesiones graves al tener quemaduras en sus vías respiratorias y fueron enviadas al Centro Nacional de Quemados (Cenaque). Otros tres adultos tuvieron lesiones de menor gravedad y otros tres internos fueron dados de alta en el lugar, según la información de Bomberos.
El fuego se generó en el living de la casa y generó mucho humo. “Los bomberos trabajaron para extinguirlo, enfriar el área afectada y ventilar el lugar, mientras las víctimas eran atendidas por emergencias médica móviles”, detalla el comunicado con la información oficial
Los dueños del residencial habían iniciado los trámites de habilitación del hogar en febrero ante el MSP. A su vez, el Ministerio de Desarrollo Social había hecho una inspección de la casa en mayo y no constató irregularidades que “pusieran en riesgo la vida e integridad física de los residentes”, según dijo la directora de esa Secretaría de Estado María del Carmen Suárez al informativo MVD Noticias. “El residencial estuvo controlado y fiscalizado en tiempo y forma”, insistió la funcionaria.
La titularidad del residencial había cambiado de forma reciente, una modificación que dio inicio a una nueva etapa de hogar. Antes del cambio de firma había una serie de “irregularidades” que llevaron a que no estuviera habilitado. El nuevo dueño había sido intimado a levantar esas observaciones y había iniciado el trámite para obtener la habilitación.
El 7 de julio, un incendio en un residencial en el departamento de Treinta y Tres (en el sureste del país) había generado conmoción. Los diez ancianos que allí vivían murieron como consecuencia del fuego.
La única que sobrevivió al incendio fue la empleada del lugar, a quien le quedaban pocos minutos para terminar su turno. El resto –ocho mujeres y dos hombres– murieron en el lugar o en un hospital cercano.
Sobre las seis de la mañana, una de las residentes le pidió a la empleada para bañarse. Era raro, porque en general a esa hora los ancianos duermen. Pero la funcionaria cumplió con su pedido y, al salir del baño, observó que los dormitorios estaban llenos de humo. La empleada retiró a la mujer que recién había bañado e intentó sacar a otro, pero no pudo volver a ingresar: se había intoxicado.
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