Las redes sociales se han convertido en una parte esencial de la vida cotidiana, pero su creciente monopolización por grandes corporaciones plantea serios problemas para la privacidad, la salud mental y la democracia. Así lo señaló Verónica Sforzin, docente e investigadora de la Universidad de la Plata en Argentina, durante su participación en el programa Voces sobre la mesa de Aler, transmitido por Radio Fe y Alegría Noticias.
Sforzin explicó que el uso masivo de redes sociales ha generado un fenómeno de “extractivismo de datos” en el que las corporaciones tecnológicas recolectan y monetizan la información personal de los usuarios.
Según dijo, este proceso, que ha tomado fuerza en América Latina desde el año 2000, permite a las empresas construir perfiles psicosociales de las personas, los cuales se utilizan para manipular sus decisiones de consumo y opiniones políticas.
“Hablamos de un extractivismo con una desposesión de datos… A estas empresas les permite desarrollar la inteligencia artificial, entrenar a sus algoritmos y construir perfiles psicosociales de las personas… que permite a estas corporaciones manipular a las sociedades y modularla en función de nuestras necesidades”, detalló Sforzin.
Impacto social y político
La académica destacó que este modelo de negocio no solo tiene un impacto económico, sino también social y político. Al analizar el contexto global, señaló que el “capitalismo tecnológico modifica las nuevas formas de poder” y que la situación estructural “es aún más grave”, debido a la concentración de poder en unas pocas corporaciones que controlan la cadena de valor de las tecnologías.
“Es algo a lo que hay que prestarle muchísima atención. Nosotros hablamos de un viaje o de comprar una heladera y nos llega propaganda de viajes o de heladeras. (…) Ahí se van construyendo perfiles psicosociales y después se nos ofrece, entre comillas porque hay una violencia, y se nos impone y sugiere mercancía… de determinadas marcas porque mis datos ya se vendieron en un mercado de venta de información a determinadas empresas y la que más pone plata gana el lugar de la propaganda (publicidad) que a mí me va a aparecer”, comentó.
“Hay mucho más, como conocen los días a la semana que tengo más facilidad para comprar cosas… y en función también de cuál sea mi capacidad adquisitiva. Se va construyendo el capitalismo de la vigilancia. Así como pasa que se impone una mercancía de manera violenta, también se nos imponen ideas políticas; como tienen nuestro perfil psicosocial saben a qué ideología yo me adhiero”, dijo también.
Esto, según Sforzin, ha llevado a un “colonialismo digital” en el que las grandes empresas dominan la esfera digital, afectando incluso los procesos democráticos.
“Estas corporaciones, que son parte de la geopolítica estadounidense, en los procesos electorales utilizan las redes sociales para generar campañas de desinformación”, afirmó.
De afectaciones a la salud mental a la regularización
Uno de los aspectos más preocupantes para ella es el impacto de las redes sociales en la salud mental, especialmente en los jóvenes. En este sentido, Sforzin dijo que las redes sociales “son muy agresivas y son muy preocupantes para la salud mental”.
Asimismo, indicó que la falta de regulación en el ámbito digital permite que las redes sociales se conviertan en terreno fértil para el ciberacoso, el robo de identidades y la propagación de desinformación.
Ante esta realidad, Sforzin llamó a una mayor intervención de los Estados para regular el accionar de las corporaciones digitales.
“Tenemos que avanzar en la regulación de las corporaciones digitales”, instó, señalando la necesidad de implementar leyes antimonopolio, proteger los datos personales y garantizar la trazabilidad del uso de la información. Así mismo como “avanzar en la soberanía tecnológica y comunicacional, es decir tener satélites propios y fibra óptica propias”.
También hizo un llamado a fortalecer la soberanía tecnológica en América Latina, proponiendo que organismos como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) jueguen un papel más activo en este proceso de regularización de las redes sociales.
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