Primera consecuencia de la votación de este miércoles en el Congreso de los Diputados por el reconocimiento de Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela: el chavismo ha puesto en marcha un proceso legislativo para romper relaciones con España.
El Mundo | Daniel Lozano
«Este es el atropello más brutal del reino de España contra Venezuela desde los tiempos que luchamos por nuestra independencia. ¿Quieren pelea? Queremos también. Eso que hizo el Congreso de Diputados es equivalente a una declaración de guerra contra el pueblo de Venezuela y contra el gobierno legítimo y no lo vamos a aceptar», clamó enfurecido Jorge Rodríguez, presidente del órgano legislativo chavista y principal negociador de Maduro. De hecho fue el hermano de Delcy Rodríguez quien encabezó las negociaciones para el exilio de Edmundo González en España.
«Que se rompan de inmediato todas las relaciones diplomáticas, comerciales, consulares, que se vayan de aquí todos los representantes diplomáticos y todos los cónsules y traigamos a los nuestros de allá. Que se queden ellos con sus asesinos, sus golpistas, sus fascistas y sus violentos, con esa caterva», añadió Rodríguez, que instó a acelerar el proceso al máximo para trasladárselo al gobierno de Nicolás Maduro.
La crisis entre los dos gobiernos regresa así a escenarios del pasado, precisamente cuando mejor estaban las relaciones, al menos hasta antes de las elecciones presidenciales. En 2018, Diosdado Cabello forzó a Maduro para que rompiera relaciones con España y expulsara al entonces embajador, Jesús Silva, después de que la Unión Europea (UE) ampliara las sanciones personales contra los jerarcas chavistas y le incluyera a él en la lista negra europea.
Rodríguez fue aún más allá al amenazar a las empresas españolas. «Instamos al gobierno a romper relaciones comerciales también, que cesen los vuelos y que todas las actividades de índole comercial de todas las empresas españolas sean cesadas de inmediato», disparó el dirigente bolivariano.
«Si no respetan, ¿qué necesidad tenemos nosotros de tener relaciones diplomáticas y consulares con un país que no nos respeta? Nosotros nos haremos respetar por nuestras propias fuerzas, nuestro propio valor y nuestro propio pueblo», finalizó el presidente legislativo.
La iniciativa revolucionaria sucede sólo tres días después del exilio del ganador de las elecciones presidenciales. Hasta ahora, la diatriba entre ambos gobiernos había girado en torno a la profundidad de las negociaciones para los salvoconductos de Edmundo y de su mujer y para el aterrizaje y despegue del avión militar español que recogió al matrimonio en el aeropuerto internacional de Maiquetía.
La situación se ha disparado tras la decisión del Congreso español, pese al voto en contra del PSOE, el partido que gobierna en España. El gobierno de Maduro pretende tensar al máximo la cuerda para evitar otros pronunciamientos parecidos, porque hasta el momento sólo Panamá y Ecuador reconocen de forma oficial a González Urrutia como presidente encargado, además de Uruguay, Costa Rica, Argentina y Perú, que lo han hecho de forma similar sin pronunciar el cargo o han dado marcha atrás después de citarle como presidente encargado. También Estados Unidos y Canadá sostienen que el candidato opositor ganó las elecciones.
Otra de las grandes contradicciones de la crisis actual que ha desatado Rodríguez es que el principal aliado de Maduro en Europa, el exjefe del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, es a su vez un dirigente socialista clave para la actual estrategia política de Pedro Sánchez.
España y Venezuela recompusieron relaciones en 2018 sólo meses después de la salida de Silva, que volvió por la puerta grande a Caracas en un hecho diplomático inédito. Desde entonces entre el chavismo y el gobierno español se vivió una especie de montaña rusa, con picos de gran enfrentamiento durante el desafío de la presidencia encargada de Juan Guaidó, cuando Sánchez calificó a Maduro de tirano, y con el refugio otorgado a Leopoldo López en la residencia del embajador español.
Con el cambio de embajador a finales de 2020, España dio un cambio brusco a su política con Venezuela. El actual embajador, Ramón Santos, aterrizó en Caracas en octubre de 2021, primero como encargado de Negocios y ya desde finales de 2022 como embajador.
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