Kamala Harris expuso este miércoles su programa económico, la principal preocupación para muchos votantes estadounidenses, y acusó a su rival electoral Donald Trump de ser amigo de los millonarios.
AFP
La vicepresidenta y candidata demócrata a la presidencia defendió sus planes para la primera economía mundial y para aumentar el poder adquisitivo en Pittsburgh, la histórica capital del acero en Pensilvania.
Su rival republicano también viajará pronto a este estado clave electoralmente, en concreto a Butler, el lugar donde fue víctima de un intento de asesinato a mediados de julio.
«Para Donald Trump, la economía debe estar al servicio de los propietarios de los grandes rascacielos, no de quienes los construyen, ni de quienes instalan electricidad, ni de quienes fregan los suelos», criticó Harris, que se presenta como una persona de clase media que «comprende la dificultad de llegar a fin de mes».
La demócrata, para quien el alto coste de la vida sigue siendo un obstáculo electoral, atacó el balance del magnate conservador.
– Precios –
Lo acusó de haber hecho perder a Estados Unidos 200.000 empleos industriales durante su mandato, lo que lo convierte en «uno de los mayores perdedores de la historia en la industria manufacturera».
La candidata, de 59 años, reconoció, sin embargo, que el coste de la vida sigue siendo «demasiado alto» y reiteró una serie de promesas concretas: un «crédito fiscal para las familias jóvenes», destinado a las personas que creen pequeñas empresas, ayudas para la compra de viviendas, controles sobre los precios de los medicamentos, etc.
Y piensa financiarlas aumentando los impuestos a las grandes empresas y a los multimillonarios.
En su primera entrevista en solitario como candidata presidencial, acusó a su rival de «no ser serio» con su plan de imponer impuestos elevados a los bienes importados en caso de victoria.
Además, Harris, que prevé viajar el viernes a una ciudad limítrofe con México, prometió que, si gana, resucitará un proyecto de ley migratorio de Biden.
Este texto, torpedeado por los republicanos, destinaba más recursos a la policía fronteriza y restringía el acceso al derecho de asilo.
«Kamala Harris tiene razón en una cosa: es hora de pasar página. Ha tenido tres años y medio para demostrar lo que puede hacer y ha fracasado», contraatacó Karoline Leavitt, portavoz de la campaña de Trump.
El martes, el expresidente reveló una estrategia económica agresiva que promete «robar empleos a otros países» si es reelegido, con recortes de impuestos y aranceles «muy altos».
– Irán y Ucrania –
El miércoles, el republicano, que hacía campaña en otro estado muy codiciado, Carolina del Norte, se centró en Irán.
Afirmó que, «si fuera presidente», haría «saltar en pedazos» Irán si este país arremetiera contra un candidato a las elecciones estadounidenses.
Se refería a su propio caso, un día después de afirmar que su vida está directamente amenazada por Irán, en un contexto de redobladas hostilidades entre Israel y Hezbolá, el movimiento islamista libanés aliado de Teherán.
El candidato republicano sufrió dos intentos de asesinato en los últimos meses.
Trump también criticó duramente a Volodimir Zelenski, acusando al presidente ucraniano de negarse a «concluir un acuerdo» con Rusia.
«Cada vez que venía a nuestro país, se iba con 60.000 millones de dólares», agregó Trump. Es «probablemente el mejor vendedor de la Tierra», ironizó.
– Estados clave –
Entre los siete estados clave (Wisconsin, Michigan, Carolina del Norte, Georgia, Arizona, Nevada y Pensilvania), este último es el principal porque ofrece 19 votos electorales al ganador el 5 de noviembre.
El primero que alcance los 270 votos electorales ganará los comicios, que se llevan a cabo por sufragio indirecto.
Para Melissa DeRosa, estratega demócrata, es crucial que la vicepresidenta recorra estos estados cruciales y haga propuestas muy concretas.
Trump «es un candidato muy malo», pero tiene «mensajes a medida» sobre economía para los votantes indecisos de estos estados bisagra, es decir que votan por uno u otro partido en función de los candidatos.
El riesgo para Harris es que su retórica sobre el poder adquisitivo y la economía «caiga en saco roto» si sigue siendo «demasiado abstracta», según ella.
En una contienda extremadamente reñida, los votantes dicen confiar más en Trump en materia económica. Pero la distancia con Harris se ha reducido considerablemente en este tema en las últimas semanas, confirman las encuestas.
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