El consejero comisionado para la paz de Colombia, Otty Patiño, asegura que «la peor agresión contra la paz es el incumplimiento» de lo pactado, mientras defiende que el Gobierno del presidente Gustavo Petro no busca «negociaciones largas» sino «corticas», cuya implementación «pueda incluso trascender a otros gobiernos».
El Gobierno colombiano tiene «cerca de nueve» procesos de paz abiertos, «algunos empezando y otros ya en etapa muy avanzada», explica en una entrevista con EFE Patiño, para quien «una de las palabras clave del tema de la paz» es «cumplimiento».
«Que hagamos las cosas, las hagamos bien, que las hagamos rápido y que tengamos cumplimiento porque no basta firmar unos papeles o hacer promesas o compromisos, y luego incumplirlos; la peor agresión contra la paz es el incumplimiento», señala el alto funcionario en Cali donde participa en la COP16 de Biodiversidad.
A eso añade: «No queremos negociaciones largas, queremos negociaciones corticas, pero una negociación con implementaciones que puedan incluso trascender a otros gobiernos, tanto locales como nacionales».
Eso quiere decir, agrega, «que el próximo Gobierno nacional no reciba solamente un mandato escrito sino procesos vivos donde las comunidades estén tan empeñadas, tan adueñadas de esos procesos, que no dejen que los vuelvan trizas».
Al respecto, indica que es necesaria «la generación de confianza de que en Colombia sí se puede transitar hacia una vida confiable para todos».
Diálogos en marcha
Patiño señala la negociación con los Comuneros del Sur, un grupo supuestamente escindido de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el departamento de Nariño (suroeste), como una de las más avanzadas, a pesar de que fue de las últimas en empezar.
«Ya estamos en la fase de implementación y pensamos que ojalá (para) todos los procesos 2025 sea el año de la implementación», subraya, al tiempo que destaca algunos avances en los diálogos con la Segunda Marquetalia, una de las disidencias de la antiguas FARC.
En este sentido, se han hecho reuniones territoriales en Tumaco (Nariño) y en el vecino Putumayo (sur), y aunque la Segunda Marquetalia, mayoritariamente, «está por fuera de Colombia», en zonas fronterizas de Venezuela, la negociación de paz se desarrollará en el país, indica.
Sin embargo, los dos grandes procesos en los que se embarcó el Gobierno de Petro desde el inicio de su mandato con los principales grupos armados, el ELN y el Estado Mayor Central (EMC), este último la mayor disidencia de las FARC, están estancados.
Con el ELN intentarán descongelar los diálogos este viernes en una reunión que celebrarán en Venezuela, mientras que la negociación con el EMC sufrió un golpe fuerte en abril pasado cuando ese grupo se escindió y solo quedó en la mesa una parte.
No obstante, Otty Patiño bromea y dice que es: «‘ottymista’, con doble t» en que llegarán a buen cauce todas las negociaciones.
Transformación territorial
Para el consejero comisionado de paz, «lo fuerte con los grupos armados hoy es el tema de la transformación» que les permita pasar «de ser actores armados a poder convertirse en ciudadanos libres, ciudadanos activos y en ciudadanos plenos para poder ejercer su liderazgo».
Esto porque «algunos de ellos temen que el ejercicio de su liderazgo no pueda hacerse sin armas, que no puedan defenderse o proteger su propia vida y las de sus familias sin armas».
«Si hay sabiduría de parte de quienes mandan en esas organizaciones para territorializar la paz» se pueden «desarrollar procesos donde participen las comunidades, participen los frentes que hay allá en los territorios y pueda aparecer también la gente» en las negociaciones.
Por eso considera que «una mesa nacional (de diálogos) es una mesa demasiado cuadrada (porque) solamente están el Estado, el actor armado y de pronto algunos países; pero en una mesa pequeña pueden participar con mucha más confianza las comunidades que habitan en los territorios» que es lo que busca el Gobierno.
A esto se suma «otra de las palabras clave», que es «paz con naturaleza», lema del Gobierno para la COP16 que se celebra en Cali donde ha sido uno de los puntos destacados de la agenda, y para Patiño es «como un viento fresco» que llega a todos los diálogos de paz en Colombia. EFE
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