La jueza María Lourdes Afiuni fue liberada este viernes 5 de julio. Pasó casi 10 años sufriendo las penurias del sistema judicial venezolano, incluidas crueles torturas y hasta abuso sexual mientras estaba en la cárcel.
Un artículo del diario español El Mundo detalla que a la jueza la rociaron con gasolina y la amenazaron. Varias de sus compañeras en el Instituto Nacional de Orientación Femenina habían sido sentenciadas por ella.
El tribunal que la juzgaba hace unos meses inventó un nuevo delito, «corrupción espiritual», para mantenerla en arresto domiciliario. Afiuni era «la presa del comandante Chávez». Fue el propio presidente quien ordenó que la encerraran por cumplir la ley en el caso que involucraba a un viejo enemigo del mandatario.
El informe de Bachelet menciona tratos como este hacia personas privadas ilegítimamente de libertad. También se destacan los casos de violencia sexual denunciados por las organizaciones civiles, pero que han quedado en un segundo plano.
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La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanso señala directamente al Sebin, a la Dgcim y a la Guardia Nacional Bolivariana de cometer delitos de violencia sexual contra mujeres y niñas durante su detención. Entre las agresiones físicas se han documentado tocamientos inapropiados, desnudez forzada, amenazas de violación y arrastramientos por el pelo, además de insultos sexistas y de género.
«Los guardias, así como otros reclusos, ejercen presión sobre las mujeres para que intercambien sexo por privilegios y/o protección. Varias mujeres también dijeron no tener acceso a asistencia médica especializada y, a diferencia de los hombres, no siempre se les permitía salir al patio o al gimnasio. A las mujeres detenidas por motivos políticos a menudo les denegaron las visitas», destaca el informe de Michelle Bachelet.
Naciones Unidas entrevistó a varias mujeres que estuvieron detenidas en El Helicoide, quienes indicaron que solo hay una celda asignada a las féminas. Esta celda estaba superpoblada y vigilada principalmente por hombres, a pesar de haber guardias mujeres trabajando en las instalaciones.
La propia jueza Afiuni relevó ante su tribunal: «A mí me llevaron al Hospital Militar y me desnudaron frente a los 30 soldados que me trasladaron ese día. Me hicieron las mamografías con soldados armados, sometidos a radiación conmigo con sus armas largas».
En el informe también se han reportado «casos de mujeres que se vieron forzadas a intercambiar comida por sexo», además de las redes de prostitución que acompañan al éxodo migratorio.
Los hombres no se libran de las violaciones, que se suelen realizar con palos u otros objetos, además de descargas eléctricas en los órganos sexuales. Por ejemplo, al capitán Juan Carlos Caguaripano, quien encabezó a un grupo de rebeldes contra Maduro en 2017, le desprendieron los testículos a fuerza de golpes y descargas de electricidad.
Con información de El Nacional
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