“A los que me piden respuestas a las ofensas, les dejo claro: no respondo ante criminales, prisioneros o liberados. Algunas personas merecen ser ignoradas”, escribió sergio Moro. Así, sin nombrarlo, el ex juez del Lava Jato, la histórica investigación judicial sobre los escándalos de corrupción en Brasil, se pronunció sobre la excarcelación de Lula.
El actual ministro de justicia tardó casi 24 horas en pronunciarse sobre la liberación y lo hizo recién luego de que el propio Lula lo fustigara desde su tarima en la sede del sindicato de los metalúrgicos donde hoy reunió a una multitud.
“Podría haberme ido a una embajada, a otro país, pero precisaba probar la mentira y que Sergio Moro era un juez, sino un canalla”, afirmó el ex mandatario. Y agregó: “Duermo con la conciencia tranquila de los hombres justos y honestos” y “dudo que Moro duerma así, que los fiscales duerman así, que Bolsonaro duerma así”.
Moro digiere un duro revés después de ver este viernes en libertad al ex presidente, a quien había mandado a prisión en 2018 por corrupción en un episodio que conmocionó al país.
Moro, de 47 años, se había granjeado su fama de juez implacable desde que tomó el mando de los juicios de la operación «Lava Jato», que puso entre rejas a centenas de grandes empresarios y políticos, entre ellos Lula, uno de los jefes de Estado más carismáticos de Brasil. Sin embargo, el Supremo de Brasil, la máxima instancia judicial del país, revocó este jueves la jurisprudencia de 2016, que autorizaba la ejecución de una pena después de que se confirmara en segunda instancia y que permitió que el líder progresista terminara en prisión.
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«La decisión del Supremo debe ser respetada», sostuvo Moro en un comunicado emitido horas antes de que Lula dejase las dependencias de la Policía Federal de la ciudad de Curitiba en las que estuvo preso los últimos 580 días.
Pero el que fuera juez estrella de Brasil no se resignó a que las penas de cárcel se cumplan solo cuando se agoten todos los recursos. “De todas formas, el Congreso puede modificar la Constitución o alterar la ley para permitir de nuevo la ejecución de pena de cárcel en segunda instancia”, adujo.
El encarcelamiento de Lula por una sentencia de Moro, que condenaba en primera instancia al expresidente a 9 años y seis meses por corrupción pasiva y lavado de dinero por beneficios recibidos por una constructora, impulsó la carrera política del entonces juez. La pena fue reducida posteriormente a 8 años y 10 meses.
Una vez vencida la cita electoral de octubre de 2018, el ultraderechista Jair Bolsonaro le propuso el cargo de ministro de Justicia. Moro aceptó y abdicó de su carrera en la judicatura, al menos de momento.
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