Tres personas quemaron vivo a Jaspreet Singh, un adolescente que celebraba el nacimiento de su sobrino en Mansa (Punyab, India) el pasado 24 de noviembre, presuntamente porque buscaban restaurar el honor de su familia, informan medios locales.
Los agresores llevaron a la víctima a un molino de arroz, ataron sus manos y piernas, le introdujeron una tela en la boca, le rociaron con material inflamable y le prendieron fuego.
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Según una versión, el hermano de Singh huyó y se casó con una mujer, familiar de los agresores. El ataque habría comenzado cuando la víctima anunció que su hermano tuvo un hijo y su familia sopesaba que la pareja regresara.
Otra hipótesis indica que los parientes de su cuñada se enojaron cuando, en el marco de la reunión familiar, Singh les pidió que repartieran dulces para celebrar la buena nueva.
El jefe de la Comisión de Castas Programadas de Punyab, Tejinder Kaur, calificó este «brutal» suceso como «un asesinato a sangre fría»y consideró que los culpables deben ser castigados según la ley porque pertenecen al mismo grupo social.
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