El cambio político que sufrió la Venezuela del año 1998, con la llegada de Hugo Chávez al poder, sigue trayendo consecuencias. Las decisiones políticas que se implementaron a partir de ese año llegaron bajo un discurso nacionalista que, de entrada, dejó ver sus intenciones de refundar la República y que marcarían el rumbo de la economía venezolana.
Chávez, que resultó electo presidente el 6 de diciembre de 1998, le ofreció al país un nuevo proyecto político. Lo llamaba «el modelo democrático de justicia social», hasta que, años más tarde, lo bautizó con el nombre de socialismo del siglo XXI, ideología que ha marcado el rumbo de más de 30 millones de venezolanos.
El liderazgo de Chávez estuvo impulsado por varios años de crisis económica a finales de los años 70 e inicio de los 80, que se intensificó en el segundo período del presidente Carlos Andrés Pérez y no mejoró en el gobierno de Rafael Caldera, que se vio obligado a recortar el presupuesto del año 1994 y a reformar varias leyes fiscales, lo que desencadenó aún más el descontento social.
La retórica del discurso a favor de los pobres y la igualdad social convirtieron a Chávez en la promesa de cambio de una nueva democracia basada en la Tercera Vía que, a su juicio, era venezolana y con un modelo económico más humano.
«Recuerdo que cuando Chávez estaba en campaña, era muy común escuchar en la clase media que lo que necesitaba Venezuela, en medio de esa crisis, era mano dura militar», afirmó Luis Lauriño, sociólogo venezolano e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello. Asegura que la llegada del chavismo al poder partió de las grietas que se abrieron en lo que fue el Pacto de Punto Fijo.
La subida del precio del petróleo en los primeros siete meses de su gobierno representó, en materia económica, la nueva era del cambio en Venezuela, aspecto que influyó inmediatamente en el área social, política e institucional.
El discurso marxista
Después de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el país dejó atrás una forma de hacer política basada en el autoritarismo. Luego de los 40 años de democracia, cayó en una nueva ideología que nació del discurso bolivariano, originario de diversas corrientes ideológicas.
«Soy socialista, bolivariano, cristiano y también marxista«, expresó Chávez en el año 2009 durante el acto de clausura de la VIII Cumbre del Alba. Ya había aparecido abiertamente junto a Fidel Castro.
«Al hacer una línea de tiempo, uno se da cuenta de que este señor mientras estuvo en campaña jamás mencionó al socialismo por ningún lado. Pero una vez que gana aparecen términos confusos. Es difícil de definir por qué es la mezcla de diferentes corrientes ideológicas y contradictorias entre ellas”, señaló Lauriño.
«Chávez sienta a Bolívar con Marx. Pero para nadie es un secreto lo que escribió Marx sobre Bolívar. Cuando analizamos estas ideologías del siglo XXI aparecen algunos elementos del socialismo científico con la interpretación del pensamiento castrista. Y no solo eso, también sentaba a Simón Rodríguez a Gramsci, a Castro y su ideología que también es otro mezclote de cosas en la misma silla. Sentaba a Douglas Bravo y fue él, inclusive, el que introdujo eso que llamaron el árbol de las tres raíces que fue el pensamiento de Simón Rodríguez el de Zamora y Bolívar. Cosas que también son difíciles de mezclar. Metía allí al indigenismo, aunque el indigenismo en Marx no podía existir porque Marx era un pensador alemán que no entendía de ningún indigenismo«, agregó Lauriño.
No solo fueron los pensamientos de Marx, Bolívar y Castro los que pasaron a formar parte de lo que sería la ideología que se estaba instaurando en el país. Y aunque en 2005 el mandatario ya hablaba de las ideas socialistas, es en 2009, durante la presentación de la Memoria y Cuenta, cuando asume públicamente el marxismo. También el cristianismo, el martianismo, el sucrismo y el mirandismo.
Durante sus primeros años de gobierno se evidenció el talante autoritario del régimen. Este se agudizó desde 2013 cuando Nicolás Maduro llegó al poder. Un hito que ejemplifica claramente esa manera de actuar es el cierre de RCTV en 2007. O esta conocida frase: «Doy la orden de una vez, señor ministro de Defensa, ministro de Interior y los jefes de la policía, a partir de este momento, el que salga a quemar un cerro, a quemar unos árboles, a trancar una calle, me les echan gas del bueno y me lo meten preso. Si no lo hicieran me raspo a los jefes responsables”, dijo durante una marcha oficialista en relación con la enmienda constitucional el 17 de enero de 2009.
Respecto al asedio a la libertad de expresión, Carlos Correa, director de Espacio Público, afirmó: «Una dinámica que hizo Maduro y que no hizo Chávez fue permitir que sectores de su grupo tocaran medios de comunicación. Por lo tanto la connotación de que los medios son enemigos, amenazas, es la que han implementado. La dinámica de no adversarios sino enemigos. Para Chávez era inadmisible una deslealtad comunicativa entre la gente y el plano comunicativo. Por eso cerró RCTV».
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Ley y socialismo
Para Chávez, en Venezuela el socialismo del siglo XXI suponía la superación del capitalismo como modelo económico. Consideraba que el libre mercado promovía la desigualdad social y la explotación de las sociedades. Por ende, desde su llegada al poder se concentró en la transformación fiscal del sistema socioproductivo.
Sus ideas socialistas empezaron a ganar espacio en las leyes del país cuando en 2006 creó los planes y proyectos vinculados al desarrollo comunitario de los consejos comunales con rango de ley con la creación de la Ley de los Consejos Comunales.
En la Constitución se extendió el período presidencial de cinco a seis años con derecho a reelección indefinida y mandato revocable a los tres años.
Por otra parte, la ideología en el ámbito político tomaba cada vez más fuerza en las bases del Partido Socialista Unido de Venezuela, en el cual el discurso se afianzaba en la destrucción del capitalismo, lo que llevó al gobierno a establecer abiertamente al capitalismo como principal enemigo de la humanidad en el Libro Rojo del PSUV en el año 2010.
Las denuncias sobre la pérdida de la autonomía en las instituciones del Estado llegaron el mismo año en que Chávez tomó el poder. Esto fue un factor que también influyó en la instauración de la ideología socialista.
En el año 1999 por primera vez en la historia del sindicalismo en Venezuela unas elecciones que habían sido libres de forma fueron controladas por el CNE. Las políticas laborales, la contratación colectiva y el salario mínimo empezaron a ser decididas por las implicaciones electorales.
El descontento en las políticas económicas y de control durante el gobierno de Chávez no se hizo esperar. Inclusive, aún en el gobierno de su sucesor continúan las denuncias de personas que son obligadas a asistir a las marchas para apoyar al oficialismo. Pero no solo fueron esas denuncias que motivaron el descontento social, sino también las expropiaciones arbitrarias por parte del gobierno.
Petróleo y pobreza
Lauriño asegura que en el año 1999 había en el país cerca de 13.000 grandes empresas. Hoy día, señala, quedan menos de 2.500: «Trabajan a un porcentaje de capacidad productiva reducido a la mínima expresión. Cerca de 30%».
El sociólogo explica que el país pasó de 1.800 empleados públicos en 1999 a 2 millones y medio en 2017. Medida que en vez de incrementar los niveles de producción los ha disminuido considerablemente, debido a la dependencia que existe entre los empleados y el gobierno, que, a juicio de Lauriño, ejerce un papel de operador político sobre ellos.
Los cambios estructurales en la economía y en la sociedad venezolana empezaron a notarse luego de las decisiones políticas que fueron tomadas en los primeros 15 años de gobierno, lo que generó, de forma notable, el debilitamiento de la renta petrolera a partir de 2013. Y que dio como resultado el desplome petrolero de 2014, que se ha mantenido hasta la fecha.
Durante el chavismo en el poder, Venezuela tuvo sus años de bonanza gracias a la renta petrolera. Pero estos duraron poco tiempo. El efecto Chávez produjo su primera caída en el año 2002, cuando se registró el paro petrolero. De igual forma, la instauración del control de cambio y de precios marcó el rumbo de la economía del país en 2003.
En 1998 el precio del petróleo venezolano se encontraba en 11 dólares por barril. Pero a partir de 1999 los números empezaron a subir.
Para ese año, la cesta petrolera promedió los 16 dólares por barril y en 2004 los precios se ubicaron en 32 dólares por barril.
Los precios seguirían aumentando hasta llegar a 88 dólares por barril en 2008 y, aunque caerían en 2009 por la crisis financiera internacional, a partir de 2010 volverían a crecer y se mantendrían entre los 84 y los 103 dólares de promedio entre 2011 y 2014.
Aunque la renta petrolera se haya mantenido a un precio favorable para los venezolanos, la economía actual de Venezuela genera muchas incongruencias sobre lo que representó para el país tener los precios petroleros por encima de los 100 dólares.
En la actualidad, el Producto Interno Bruto per cápita muestra la caída del rendimiento de las condiciones económicas y sociales del país.
En los años 70, el crecimiento del PIB per cápita llegó a 97%, muy similar al de Estados Unidos. Pero el desplome petrolero entre 2015-2016 posicionó a Venezuela muy por debajo de América Latina y Estados Unidos.
Entre 1998 y 2017 se registró un crecimiento económico en Latinoamérica. En el caso de Venezuela, fue el único país que registró una caída de 25% a 30% del PIB per cápita.
La caída del crecimiento económico ha significado una pérdida negativa para el país en cuanto a competitividad, densidad sectorial y diversificación, lo que ha tenido incidencia directa en la pobreza y su comportamiento.
En los últimos 21 años, los índices de pobreza de ingresos no tuvieron una tendencia lineal, gracias a las políticas económicas y sociales tomadas por el chavismo, lo que generó un fenómeno caracterizado por avances y retrocesos, señala el libro Pobreza y el Gasto Social en Venezuela de la Revolución Bolivariana de María Gabriela Ponce y Lissette González, investigadoras del Instituto Económico y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello.
En 1997 los niveles de pobreza de ingreso fueron notables. 58% de los hogares no contaban con el dinero suficiente para cubrir sus necesidades básicas. Mientras que 30% de los hogares del país tenía al menos una necesidad básica que cumplir, reseña el informe.
«El tema de las políticas sociales empieza a cambiar cuando surgen las misiones en el año 2004. Desde ese momento empieza a estar cada vez más claro que la política social está cada vez más vinculada al tema político. La pobreza durante el gobierno de Chávez disminuyó de forma significativa, pero la variable que más se asocia a los cambios en la tendencia en la pobreza no es el gasto social, es decir, no son las políticas sociales, sino que es gracias al ingreso petrolero», señaló Lissette González.
Hasta el año 2001, la tendencia de pobreza de ingresos registró una caída, lo cual se vio afectado por el paro petrolero de 2002 y generó que los ingresos de pobreza volvieron a ser los que se tenían en 1997.
Sin embargo, luego del revocatorio en 2004 se desaceleró la masividad de los programas sociales y estos empezaron a tener un tinte político electoral muy marcado. Los momentos de auge y declive tuvieron relación con los momentos electorales en los que se ponía en juego a Hugo Chávez.
«Analizamos la evolución de la pobreza con distintos indicadores junto con la evolución del gasto social, junto con la evolución de los precios del petróleo y otras variables para ver qué era lo que se asociaba más a la política social y esos cambios en la pobreza», señala González.
«Fue el boom del petróleo (2004-2008), y que se mantuvo a precios altos hasta 2012. El boom de los precios del petróleo, que suele ser cíclico en la economía venezolana, significa una expansión del gasto público, del empleo y de la inversión. Esa mejoría social que hubo en esos años no es del todo atribuible a las políticas sociales», añade.
González asegura que el gobierno de Chávez fue muy exitoso en términos de discursos y propaganda, lo que le permitió hacerle creer a la sociedad que estaba siendo verdaderamente incluyente.
«La verdad es que en los años 90 hubo un importante esfuerzo de programas sociales. Lo que pasa es que se dio en un contexto de recesión, de crisis y de ajuste. Hubo dos ajustes económicos importantes, el del 89 y del 94. Ocurrió en ese tiempo también la crisis bancaria, es decir, la situación económica general fue bastante precaria. Hay que tomar en cuenta que el petróleo en tiempos de Caldera llegó a estar a 7 dólares por barril, a pesar de los gastos de ingresos se mantuvo una importante inversión en lo social», señala.
Con la llegada del oficialismo, la gente empezó a percibir, indica González, los programas sociales de manera diferente: «Por varias razones. Una porque el venezolano tenía una afinación de movilidad social y de beneficios a través del Estado, alimentado desde el inicio de la democracia. A fines de los 50 y a principios de los 60 hubo políticas agresivas de expansión de las oportunidades educativas y de expansión de la salud pública. Los programas sociales de los gobiernos de Chávez, aunque también se dedicaban a los pobres, se presentaban de otra manera: ahora Venezuela es de todos como un aspecto más reivindicativo y no peyorativo. Eso tuvo un impacto importante en cómo la gente valoró esos programas aunque desde el punto de vista técnico son un desastre total porque no había fiscalización. No se sabe quiénes son los beneficiarios. No hay mediciones del impacto«, agrega.
Sin embargo, datos de 2014 del Instituto Económico y Sociales apuntan a que, en comparación con los números de 2017, hubo un incremento de 32,6 puntos porcentuales en la categoría de pobreza extrema. Es decir, aquellos hogares donde los ingresos no alcanzan para comer.
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20 años después de Chávez
Durante el chavismo, las promesas de una economía que superaría el sistema neoliberal, que aceleraría el desarrollo y la modernización del país estaban condicionadas al sistema político e ideológico de la llamada revolución bolivariana.
En el Programa de desarrollo económico 2001-2007 implementado por Chávez, Venezuela sentaría las bases de un modelo productivo capaz de generar un crecimiento autosustentable que promovería la diversificación productiva y lograría la competitividad internacional en un período de tres a seis años. Alcanzaría una mayor eficiencia en el gasto público, mejoras en el sector salud, educativo, energético, en el abastecimiento de agua, en el sector transporte, generaría seguridad jurídica y personal para crear un ambiente de confianza para la inversión privada.
Pero con el paso de los años, las libertades sociales, los derechos ciudadanos, el respeto a la inversión privada y el valor adquisitivo de la moneda venezolana se fueron resquebrajando.
El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social ubicó 2018 como el año en el que se registraron más protestas en el país desde 2011. Datos más recientes señalan que de 9.847 protestas que se realizaron en 2015 se pasó a 12.715 en 2016. Es decir, 35 protestas diarias por temas sociales.
En el primer trimestre de 2018 hubo 2.414 protestas, mientras que en los primeros cinco meses de este año se registraron 6.212. Todas relacionadas con escasez de alimentos, de gas doméstico, agua potable, gasolina, pago de pensiones, ajuste de salarios y escasez de medicinas.
La riqueza de la nación se ha reducido considerablemente en los últimos años. El Fondo Monetario Internacional estima que Venezuela vivió en 2018 su tercer año consecutivo con una reducción superior a 10% del PIB, mientras que el actual régimen de Nicolás Maduro encontró en la emisión de billetes y aumentos de sueldo una manera de enfrentar la hiperinflación.
La situación económica del país generó su mayor peso en el deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos, que en los últimos seis años se han enfrentado a la peor crisis económica del continente. Ante ello, la migración de forma masiva ha sido la solución para millones de venezolanos.
Aún se habla de democracia
Lauriño asegura que en el ADN de los venezolanos hay conocimiento de lo que significa la democracia, lo que a su juicio es una piedra en el camino para el gobierno y lo que ha impedido que se instaure por completo el modelo político que pretende.
«Los políticos del 45-48, y del 59 al 99 iniciaron un ejercicio de pedagogía en el poder. Desde arriba estaban tratando de enseñar a una sociedad que no tenía idea de lo que era la democracia. Hoy en día, el rechazo a este gobierno ha tenido que ver con lo que esta significa. La gente entiende su significado. Pero no por referencia bibliográfica o de otros países, sino por haberla vivido. No es un anhelo, aspiración, sino la exigencia de una cosa que se vivió. La gente más joven exige democracia y no por haberla vivido, sino por haberla aprendido en casa en un ambiente familiar», afirmó.
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