Ese viaje de junio de Diosdado Cabello a La Habana tenía elementos de fondo. La excusa era la celebración del Foro de Sao Paulo en Caracas. Pero lo que estaba en juego eran cuestiones de poder. Cabello viajó a La Habana en mejores condiciones que otras veces. Esta vez a plantear sus puntos.
Por Juan Carlos Zapata / Konzapata
Estaba la foto. De Diosdado Cabello con Raúl Castro, General del Ejército y Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba; Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y José Ramón Machado Ventura, Segundo Secretario del Comité Central del Partido. Estaba el mensaje. Que había sido un encuentro fraternal. Estaba el motivo. Los preparativos para el Foro de Sao Paulo que se iba a celebrar en Caracas dentro de un mes. Todo eso estaba a la vista. Como las declaraciones cuando se iba, en el aeropuerto de La Habana. Pero ¿cuál era la operación secreta?
Ya había ocurrido el 30 de abril. Había rodado mayo. Había entrado junio. Y los actores, los protagonistas de la megaconspiración estaban bajo sospecha. Rodaban los nombres. La responsabilidad supuesta de aquellos jerarcas del TSJ, el mundo militar, la boliburguesía, los servicios de inteligencia y, por supuesto, de los actores de la oposición. Pero Cabello no estaba en la jugada. Lo habían dejado fuera de la conspiración contra Nicolás Maduro. Y ello lo favoreció. Se dijo entonces y se dice ahora: Resultó ser el gran favorecido de la fracasada operación que intentaba echar a Maduro del poder. Así entonces consolidó posiciones. Y una vez logrado esto, había que ir a Cuba y plantearle al poder cubano las cosas como eran porque no sólo es que no estuvo metido conspirando sino que en la misma mañana de los hechos, apareció defendiendo a Maduro, batiéndose por Maduro.
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