Maduro hizo mal todo el procedimiento en la solicitud de los 5.000 millones de dólares al FMI. El organismo le dijo no. El argumento principal fue la legitimidad de Maduro. Este lo sabía. De modo que ahora se considera que la iniciativa de Maduro es más para hacerse víctima y sacar partido mientras la crisis avanza. ¿Es posible esto?
Juan Carlos Zapata / ALnavío
A Nicolás Maduro lo alcanzan todas las crisis. El coronavirus lo alcanza sin capacidad de respuesta efectiva. A lo único que puede apelar es a la represión. Estaba obligado al escenario de paralizar al país. Y sacar a la Fuerza Armada y las fuerzas policiales para desmovilizar el país. Pero aun así, en caso de que los brotes de infectados se extendieran, la atención resultaría limitada debido a la precaria situación del sistema de salud. Este miércoles escribía Pedro Benítez aquí en el diario ALnavío que “hasta ahora Maduro y su grupo de civiles y militares han apostado por sobrevivir en medio del caos sin que este los afecte. Hasta ahora han tenido éxito. Hasta ahora. Porque a lo que realmente le temen (es la verdad que esconden) es a que este tipo de situaciones lleven a la pérdida del orden público”. El coronavirus es una amenaza para el régimen en este sentido.
El régimen está reconociendo puertas afuera lo que en enero ya era un comentario en las filas de los militares, en la jerarquía del Ejecutivo, en las gobernaciones y en los ministerios, que entre octubre, noviembre y diciembre se gastaron la plata que les quedaba, que se la gastaron para dar una sensación de brote económico y que la Navidad en Venezuela era tan alegre y feliz como en el resto del mundo. Maduro jugó a una fantasía. Ahora enfrenta esta realidad. La de un virus letal.
Entonces Maduro se dirige al FMI. Busca 5.000 millones de dólares. El FMI le dice que eso es imposible. Porque hay dudas sobre su legitimidad. Maduro lo sabía. El FMI es un organismo en el que la palabra de Washington es decisiva. Para un ejemplo, el de Argentina. EEUU fue clave para el programa con Mauricio Macri. Y ha sido clave en las negociaciones del FMI con el gobierno de Alberto Fernández. Si Maduro lo sabía, ¿qué buscaba entonces?
Hay quienes han visto en ello una maniobra. Para dejar al descubierto al FMI y luego hacerse la víctima. ¿Víctima ante quién? ¿Ante los países socios del FMI? Estos son los mismos Estados que no reconocen a Maduro. Y conocen para qué y cómo presta el FMI. Ya lo decía este miércoles en KonZapata José Manuel Rotondaro: “El FMI presta recursos a bancos centrales para apoyar la balanza de pagos de un país. La carta no menciona las cuentas externas en ningún lado. Tampoco es papel del FMI financiar “sistemas de detección y respuesta” ante epidemias. Esto le corresponde al Banco Mundial o al BID”.
Es que el FMI sigue vinculando los préstamos a problemas de balanza de pagos. “La flexibilidad que puede quedar implícita en la carta de Maduro refiere a que ahora el modelo que usa el FMI para evaluar las necesidades y el plan de ajuste que exige considera elementos diferentes a los usuales de crisis de balanza de pagos. Ese modelo se restringía a considerar tres elementos: caída de ingresos por exportaciones, aumento del costo de importaciones o incremento del costo de la deuda. Ahora adopta una visión más holística”, amplía Rotondaro vía correo.
Lo que pasa es que Maduro se confundió. Vio que el FMI anunció que estaba dispuesto a mover más de 900.000 millones de dólares para ayudar a los países a enfrentar la crisis y no leyó que la propia directora Gerente, Kristalina Georgieva, aclaró que “como primera línea de defensa, el Fondo puede desplegar sus herramientas de desembolso flexible y rápido para ayudar a los países con urgentes necesidades de balanza de pagos”
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