La Universidad Johns Hopkins, que monitorea la propagación global del virus SARS-CoV-2, ha actualizado la información este lunes y revelado que el número de infectados con el nuevo coronavirus ha alcanzado 350.536, mientras que 15.328 personas han fallecido en todo el planeta. Asimismo, la mayoría de los contagios fueron registrados en China (81.496), Italia (59.138), EE.UU. (35.225), España (33.089) y Alemania (26.220), así reseñó RT
La situación actual fue declarada como una pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), no obstante se asegura que la mayoría de las personas que contraen COVID-19 sufren solo síntomas leves parecidos al resfriado y no requieren ningún tratamiento especial. Para averiguar por qué la enfermedad no afecta de manera igual a todos los infectados, The Guardian Australia habló con el presidente del Real Colegio de Médicos de Australasia, el profesor John Wilson.
Según el experto, las personas que se infectan con el nuevo coronavirus pueden clasificarse en cuatro amplias categorías. Una de ellas estaría formada por aquellas personas que son portadoras del virus, pero no presentan síntomas de la enfermedad. Los siguientes son los afectados que contraen una infección en el tracto respiratorio superior, y según Wilson, esto podría provocar «fiebre y tos, y quizás síntomas más leves como dolor de cabeza o conjuntivitis».
«Esas personas con síntomas menores pueden transmitir el virus, pero pueden no ser conscientes de ello», afirmó el médico.
Mientras tanto, el grupo más amplio estaría formado por personas que desarrollan síntomas similares a la gripe y tienen más probabilidades de presentarse en hospitales y mantenerse alejados del trabajo debido a su estado de salud.
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En referencia a esta cuarta categoría, Wilson señaló que sus integrantes llegan a desarrollar una enfermedad grave que presenta neumonía.
«En Wuhan, resultó que de aquellos que dieron positivo y buscaron ayuda médica, aproximadamente el 6 % tenía una enfermedad grave», informó el experto. Según la OMS, los pacientes de edad avanzada y las personas con patologías previas como presión arterial alta, problemas cardíacos y pulmonares o diabetes, tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades graves.
¿Cómo se desarrolla la neumonía y por qué causa la muerte?
Wilson explicó que las personas diagnosticadas con COVID-19 desarrollan tos y fiebre cuando la infección llega al aparato respiratorio, los conductos de aire que conducen el aire entre los pulmones y el exterior.
«El revestimiento del aparato respiratorio se lesiona, causando inflamación. Esto a su vez irrita los nervios en el revestimiento de las vías respiratorias. Solo una mota de polvo puede estimular la tos. Pero si esto empeora, va más allá del revestimiento de las vías respiratorias y pasa a las unidades de intercambio de gases, que se encuentran al final de las vías aéreas», detalló el experto.
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«Si se infectan, responden vertiendo material inflamatorio en los alvéolos que se encuentran en el fondo de nuestros pulmones», continuó el médico, añadiendo que si además los sacos de aire se inflaman, esto podría «provocar una efusión de material inflamatorio (líquido y células inflamatorias) en los pulmones», lo que derivará en una neumonía.
Asimismo, los pulmones que se llenan de material inflamatorio no pueden llevar suficiente oxígeno al torrente sanguíneo, lo que reduce la capacidad del cuerpo para tomar oxígeno y eliminar el dióxido de carbono. Según Wilson, «esa es la causa habitual de muerte con neumonía grave«.
¿Cómo se trata?
Por su parte, la presidenta de la Fundación Lung de Australia, la doctora Christine Jenkins, informó que actualmente no existe «nada que pueda evitar que las personas contraigan neumonía por COVID-19«.
«La gente ya está probando todo tipo de medicamentos y esperamos poder descubrir que hay varias combinaciones de medicamentos virales y antivirales que podrían ser efectivos. Por el momento, no hay ningún tratamiento establecido aparte del tratamiento de apoyo, que es lo que brindamos a las personas en cuidados intensivos», sostuvo Jenkins.
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«Los ventilamos y mantenemos altos niveles de oxígeno hasta que sus pulmones puedan funcionar de manera normal nuevamente mientras se recuperan», aseveró.
No obstante, la doctora señaló que en algunas situaciones las medidas tomadas no son suficientes y la neumonía no disminuye y provoca la muerte de los pacientes.
¿En qué se diferencia la neumonía del COVID-19?
Jenkins señala que la neumonía provocada por el COVID-19 suele diferenciarse de las otras que tienen un origen bacteriano y responde a un antibiótico. Además, la doctora advirtió que la enfermedad puede ser particularmente grave, ya que tiende a afectar todos los pulmones y no solo sus pequeñas partes.
Asimismo, en general las personas de 65 años o más corren más riesgo de contraer neumonía, así como las personas con afecciones médicas como diabetes, cáncer o una enfermedad crónica que afecta los pulmones, el corazón, los riñones o el hígado. Fumadores y lactantes menores de 12 meses también corren riesgos.
«Es importante recordar que no importa cuán saludable y activo sea usted, su riesgo de contraer neumonía aumenta con la edad. Esto se debe a que nuestro sistema inmunológico se debilita naturalmente con la edad, lo que dificulta que nuestros cuerpos luchen contra las infecciones y enfermedades», concluyó la doctora.
Con información de RT
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