¿Por qué cayeron los precios petroleros? En primer lugar, porque la expansión del coronavirus contrajo la demanda. Segundo, porque la OPEP liderada por Arabia Saudita no logró convencer a Rusia de un acuerdo de recorte de producción.
Por Caleb Zuleta | Konzapata
Tercero, porque Rusia y Arabia Saudita se enfrascaron en una guerra petrolera, ya que los intereses de Moscú y Riad no coinciden: Rusia no pretende ceder más cuota de mercado a los productores de petróleo de esquisto de los Estados Unidos, y en el propósito de este plan, no le conviene un precio alto del crudo. Rusia dice que tiene fondos para resistir, 170.000 millones de dólares. Arabia Saudita en situación distinta prefiere una banda de precios más altos, o al menos conjurar las amenazas del mercado. ¿Pero qué pasó? ¿Y qué pasará en Venezuela?
La guerra se manifiesta en que Arabia Saudita y Rusia han amenazado con aumentar la producción. Lo explica la firma de consultoría, Econométrica: “Riad respondió con aumentar sustancialmente su producción a los 12 millones de barriles diarios y además ha comenzado a ofrecer descuentos en la venta de crudo para proteger su posición en el mercado”. El primer aviso lo dio Arabia Saudita. Señala Econométrica: “La decisión de Arabia Saudita sacudió los mercados”. Los precios se vinieron abajo.
¿Cuáles son los descuentos que ofrece Arabia Saudita?
“En Europa noroccidental, mercado clave de Rusia, sería de 8 dólares por barril.
Para Asia estaría entre 4 y 6, dólares.
Y en el caso de USA sería de 7 dólares por barril”.
¿Cuáles son las consecuencias de la caída de los precios para los productores?
“Las economías que se verán mayormente afectadas son aquellas cuyos ingresos fiscales dependen de las exportaciones petroleras. Por lo que es posible que deban recurrir a endeudamiento o ajustar sus presupuestos”.
“Aquellas empresas petroleras pequeñas o cuyos costos de producción son altos (producción de esquistos) tendrán dificultades financieras dado el alto nivel de endeudamiento en algunas de ellas y las tensiones en los mercados de bonos corporativos”.
“Los países que se encuentran sancionados como Venezuela e Irán serán los más expuestos a la volatilidad en el mercado petrolero”.
“Sin embargo, dada la suspensión de vuelos y las medidas de distanciamiento y aislamiento por el virus Covid-19, se espera una disminución en la demanda de combustible y el turismo, así como también que muchas otras actividades económicas se vean afectadas”.
“En este sentido, en el 2020 se prevé que la economía mundial entre en recesión”, dice la firma. Y como es conocido, no será una recesión cualquiera. Lo acaba de advertir el FMI. Este 2020 puede ser peor que 2008, el año de la crisis financiera mundial.
¿Qué pasará en Venezuela?
Econométrica señala que “la caída de los precios petroleros durante la segunda semana de marzo deja aún más expuesta la economía venezolana”. Esto se traduce en que PDVSA, sancionada por los Estados Unidos, y limitada en sus operaciones internacionales, y en medio de un mercado en conflicto por vía de la demanda y la oferta, se ha visto obligada a “ofrecer mayores descuentos a los que previamente realizaba a principios de año, los cuales se ubican entre 18 y 23 dólares por barril por debajo del Brent”. De este modo, por ejemplo, el precio del crudo Merey se coloca en alrededor de los 15 dólares por barril.
La situación crítica puede extenderse hacia las operaciones. Pues con menos ingresos, habrá menos recursos para invertir en producción. Ya se sabe que Nicolás Maduro admitió que los costos de producción de PDVSA se encuentran por encima de los precios. Es de lo que viene alertando el diputado José Guerra: el ingreso neto se va a ubicar en cero.
Dice Econométrica que “esto supondría un impacto significativo en los ingresos en divisas del país debido a la reciente sanción de EE.UU. a la comercializadora de crudo TNK Trading, la cual afectará los despachos de petróleo”.
Pero además, apunta, “es posible que veamos en los próximos meses no sólo una caída en las exportaciones, sino también en la producción de crudo debido al incremento en los inventarios totales. Esto último ocurrió en el tercer trimestre de 2019 cuando el Departamento de Estado prohibió las transacciones con Venezuela. A su vez, las transferencias en especies se verían afectadas por la caída de los ingresos fiscales”. Como se sabe, Venezuela importa gasolina y aditivos, y cambia petróleo por alimentos y otros productos.
Lo peor es que “se podría esperar que las sanciones de EE.UU. continúen escalando en los próximos meses”, señala la firma, que apunta hacia un cuadro peor: “Además, en abril expira la licencia que le permite a Chevron continuar produciendo petróleo y su comercialización en los mercados internacionales, por lo que de no ser (renovada) profundizaría los problemas de flujo de caja de la industria petrolera y, por consiguiente, los ingresos fiscales”.
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La situación crítica puede extenderse hacia las operaciones. Pues con menos ingresos, habrá menos recursos para invertir en producción. Ya se sabe que Nicolás Maduro admitió que los costos de producción de PDVSA se encuentran por encima de los precios. Es de lo que viene alertando el diputado José Guerra: el ingreso neto se va a ubicar en cero.
Ante este panorama, señala Econométrica, el gobierno de Maduro “deberá ajustar su presupuesto y tomar medidas económicas urgentes, ya que muy difícilmente puede recurrir al financiamiento externo, el cual se encontraba cerrado previamente. Por otra parte, es posible que la volatilidad en los precios petroleros persista en el corto plazo hasta que no se coordine un acuerdo entre los miembros de la OPEP”.
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