Un paleoclimatólogo australiano ha determinado que las emisiones de dióxido de carbono actuales «constituyen un evento extremo en la historia documentada de la Tierra». Con este fin, Andrew Glikson estudió los registros del carbono guardado en fósiles y materia orgánica de distintas épocas y recoge algunos resultados de su análisis en la revista digital The Conversation.
En varias ocasiones la creciente presencia de CO2 causó calentamientos globales extremos y propició la muerte de múltiples especies, recuerda el científico. Estas extinciones del pasado se debieron a la actividad volcánica o impacto de algún asteroide, mientras que hoy en día estamos al borde de otra extinción, por culpa de la actividad humana.
La investigación que Glikson ha llevado a cabo durante años sugiere que la tasa actual del crecimiento de emisiones carbónicas es más rápida que las asociadas con dos extinciones masivas, de hace 65 millones de años y hace 55 millones de años (la primera de las cuales acabó con los dinosaurios).
Las concentraciones atmosféricas actuales de dióxido de carbono aún no están en los niveles vistos en los episodios previos de extinción. Muchas especies pueden adaptarse a un cambio lento o incluso moderado. Pero la liberación masiva de los gases de efecto invernadero significa que el clima está cambiando más rápido de lo que permite esa capacidad adaptativa.
Ritmo del cambio
Antes de que comenzara la época industrial a finales del siglo XVIII, el dióxido de carbono atmosférico estaba en torno a 300 partes por millón, sostiene el científico. Esto significa que por cada millón de moléculas de gas en la atmósfera, 300 eran dióxido de carbono. Ahora se vierte CO2 a la atmósfera a un ritmo de dos a tres partes por millón cada año.
En febrero de este año, el dióxido de carbono atmosférico alcanzó 414,1 partes por millón, mientras que el nivel total de gases de efecto invernadero (incluido metano y óxido nitroso combinados) está a casi 500 partes por millón de CO2 equivalente. De esta manera, las emisiones anuales son más rápidas que después del impacto del asteroide que exterminó a los dinosaurios (cerca de 0,18 partes por millón al año) y el máximo térmico hace 55 millones de años (alrededor de 0,11 partes por millón al año).
Glikson comparte la opinión de que el exterminio inducido por el cambio climático, entre otros factores, ya ha comenzado. Un informe de la ONU que recoge estimó que la distribución territorial del 47% de los mamíferos terrestres no voladores, y casi el 25% de las aves posiblemente ya se habían visto afectadas.
Se está produciendo un cambio en las zonas climáticas: los trópicos se expanden y migran hacia los polos a una velocidad de aproximadamente 56 a 111 kilómetros por década. De continuar la trayectoria actual, se volverá inhabitable gran parte del planeta.
El autor estima que esta nueva extinción en masa es evitable pero, para revertir la tendencia, no es suficiente reducir drásticamente las emisiones. Es imprescindible también que desarrollemos y despleguemos tecnologías para eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera.