La gran operación antidrogas anunciada por Washington en el Caribe aumenta en algunos sectores la inquietud por una intervención estadounidense en Venezuela. ¿Qué tan factible es ese escenario?
Por DW
En Colombia, una veintena de legisladores y organizaciones sociales enviaron una carta al presidente Iván Duque pidiendo abstenerse de apoyar una intervención militar estadounidense en Venezuela. Puntualizan que «en medio de la crisis planetaria generada por la pandemia de la COVID-19, traería consecuencias catastróficas, no solo para el pueblo venezolano, sino también para nuestro país». Por su parte, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, se dirigió en otra misiva al pueblo de Estados Unidos, pidiendo «frenar» a Trump.
¿Cuándo el río suena, piedras trae? «En términos prácticos, no creo que el Gobierno venezolano piense que realmente vaya a haber una operación militar en su territorio, sino que más bien juega este juego retórico, y tiene que salir con declaraciones altisonantes cuando observa este tipo de operaciones por parte de Estados Unidos», señala Guido Larson, director del Instituto de Humanidades de la Universidad del Desarrollo de Santiago de Chile.
Trasfondo electoral
A su juicio, en esta operación confluyen el aspecto de la lucha contra el narcotráfico y otro de orden puramente político, referido a la situación venezolana. «No es ninguna sorpresa que el régimen venezolano representa una suerte de amenaza geopolítica para Estados Unidos, no por su poder, sino por las relaciones que tiene con competidores y adversarios de Washington a nivel internacional, como China o como la Federación Rusa», apunta Larson. Pero considera que, en las actuales circunstancias, Estados Unidos no utilizará la fuerza.
Paul Angelo, especialista en las relaciones estadounidenses-latinoamericanas del Council on Foreign Relations (CFR), un laboratorio de ideas independiente, reconoce que este despliegue en el Caribe «ciertamente da la impresión de una respuesta militar a la crisis política y de seguridad de Venezuela», pero «dista del intervencionismo» estadounidense propugnado por algunos venezolanos de la diáspora. A su juicio, el asunto debe ser visto ante el telón de fondo electoral, considerando «la importancia que tiene la política estadounidense hacia América Latina en estados clave, como Florida».
«Modus operandi» conocido
De la «vieja estrategia» de lanzar una cortina de humo, ante el mal manejo de la crisis del coronavirus en Estados Unidos, habla por su parte Lautaro Taibo, analista internacional y profesor de la Universidad de Buenos Aires. «En realidad, no se trata de un combate contra el narcotráfico, sino de un combate contra los Gobiernos y los pueblos que no tienen la ideología que le conviene al Gobierno estadounidense», opina. Junto con calificar a Trump de «uno de los presidentes más impredecibles que hay», afirma que es muy difícil vaticinar si esto desembocará en una guerra. «Lo más probable es que va a depender de la presión internacional y del apoyo que pueda llegar a tener. Creo que incluso algunos Gobiernos de derecha también se lo están cuestionando, en este contexto de pandemia, donde se necesitan todos los recursos dirigidos a la salud», subraya.
Larson no cree en una opción militar. «Este es un modus operandi muy similar al usado por Estados Unidos con otros de sus adversarios a nivel mundial, como Corea del Norte o Irán. También allí aplica una presión financiera muy potente y, por otro lado, eso va acompañado de una teatralidad que hace que la percepción de amenaza se incremente», apunta el académico, máster en ciencias políticas y relaciones internacionales. Y concluye: «Creo que el objetivo último de Estado Unidos es generar condiciones para que sean las sociedades de sus adversarios las que finalmente hagan ese trabajo sucio y terminen con el régimen».
La prioridad del coronavirus
Lautaro Taibo considera que «lo más preocupante es que estén pensando en llevar (al Caribe) toda esa cantidad de equipo bélico, con el gasto que eso implica, en vez de estar pensando cómo mejorar el sistema de salud norteamericano». Para Paul Angelo, quien tiene una amplia experiencia militar, el operativo no está distrayendo recursos, sino la atención pública de la lucha contra el coronavirus. «En lugar de incrementar el apoyo a la lucha contra la droga, Estados Unidos debería impulsar la asistencia a humanitaria a sus antiguos socios en Latinoamérica y el Caribe», afirma.
Según Larson, está claro que el grado de amenaza del coronavirus y su impacto financiero «es absolutamente mayúsculo y sería irracional redestinar recursos a operaciones geopolíticas». De hecho, en su opinión, se podría plantear «que el coronavirus es una amenaza tan grave, que toda otra prioridad que haya tenido Estados Unidos se torna secundaria».
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