El 17 de abril murió en San Cristóbal un hombre de 56 años. Durante los últimos seis meses vivió la escasez de medicamentos para controlar la diabetes con la que vivió por más de cinco años, pues aunque hubiese podido comprarla en Cúcuta, Colombia, por la cercanía con el estado Táchira, no tenía los recursos para adquirirla.
Por Lorena Bornacelly | El Pitazo
La falta de medicinas generó que su enfermedad empeorara y estuviese en el Hospital Central de San Cristóbal en un coma diabético y muriera. Un hermano y un sobrino lo acompañaron pues los dos hijos del hombre debieron migrar de Venezuela.
“Desde hace tiempo era diabético y ya le habían quitado una pierna. Pero los últimos días pensando y preocupado por la situación país, del coronavirus y pensando en los familiares que no los tenía aquí, se fue enfermando aún más y le dió un coma diabético y murió. Lamentablemente la preocupación pudo más y murió” narró un vecino del hombre, cuyo nombre fue omitido por petición propia pues teme represalias en su contra o de la comunidad.
Cuando se produjo la muerte, los familiares del hombre no tenían los recursos para la urna, por ello los vecinos en solidaridad decidieron tratar de ayudar. “En la funeraria les pedían 300 mil pesos por la urna más barata y los pocos familiares que está aquí con él no tenían los recursos para pagarlo” explicó el joven que ayudó en la construcción del ataúd.
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Pagar 300 mil pesos colombianos por la urna, que equivalen a 85 dólares, no era posible para la familia ni para la comunidad pues por la cuarentena establecida como prevención por el COVID-19 no están percibiendo ingresos pues todos se dedican a la economía informal. La única opción fue reunirse y decidir fabricarla.
”Gracias al apoyo y la colaboración de todos los vecinos se le pudo hacer la urna para poder darle cristiana sepultura como debe ser. La hicimos con madera que se buscó entre todos, goma espuma que donó una familia y una sábana blanca que donó una vecina” precisó.
No hubo funeral por la cuarentena y en caso de que la posibilidad estuviese presente, no tenían los recursos. No hubo tampoco manera en que los dos hijos que se encuentran en el exterior pudiesen llegar a despedirse de su padre pues no hay vuelos y si hubiesen intentado ingresar por el corredor humanitario de la frontera, debían hacer cuarentena en un refugio, así que de igual manera tampoco se despedirían del papá. El hombre de 56 años fue enterrado en el cementerio municipal de San Cristóbal.
El precio en Táchira de los ataúdes oscilan entre los 300 mil pesos el más económico y 420 mil pesos, es decir, 85 dólares o 120 dólares, respectivamente.
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