Durante la crisis global del COVID-19, los medios de comunicación juegan un importante papel en ayudar a asegurar que la ciudadanía tenga información independiente.
Por Rikar Hussein / Voz de América Noticias
Pero desde democracias occidentales hasta gobiernos autoritarios en Asia y Latinoamérica, las autoridades han usado cada día más la pandemia para restringir la libertad de prensa.
Países incluyendo Estados Unidos, Sudáfrica e India, han intentado restringir el acceso a conferencias de prensa o intentado exigir que los periodistas solo hablen con expertos en salud autorizados por el gobierno. Periodistas en Ucrania, Zimbabwe y otros lugares han sido agredidos físicamente mientras intentaba reportar en las medidas de confinamiento.
En regiones que ya eran represivas o experimentaban disturbios, el riesgo de la violencia o los arrestos es más alto.
“Los regímenes autoritarios han usado ampliamente la pandemia del coronavirus para apretar los controles sobre los medios de comunicación y para aumentar la censura”, le dijo a la Voz de América Dokhi Fassihian, director ejecutivo para Estados Unidos de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).
“No ha habido escasez de pretextos: evitar el pánico, combatir las noticias falsas y la desinformación, convencer al público de obedecer con normantivas sanitarias, y por supuesto, reasegurar a toda la población al proyectar una imagen de un gobierno efectivo y funcional”, explicó Fassihian.
China e Irán, donde las autoridades tomaron medidas para censurar rígidamente a los medios, aparecen en el lugar número 177 y 173 respectivamente, de un total de 180 países en la lista del Índice Mundial de Libertad de Prensa 2020 de RSF, en la que los países con peores condiciones recibieron una clasificación más alta.
Robert Mahoney, director ejecutivo adjunto del Comité para la Protección de Periodistas, con sede en Nueva York, dijo que los medios independientes pueden actuar como la primera línea de defensa contra la pandemia al ofrecer información confiable sobre el virus y las medidas de los gobiernos.
“Esos líderes tratan de vender la idea de que ellos están en control. De manera que un periodista que visita un hospital que está abarrotado, que visita un centro de pruebas que no está funcionando, y que reporta en las terribles condiciones económicas que la gente está sufriendo, son una amenaza para aquellos en la administración”, dijo Mahoney.
“Necesitamos saludar a esos periodistas y blogueros que están tratando de que el poder rinda cuentas pues las vidas de los ciudadanos dependen de ello”, agregó.
Periodistas que trabajan en el extranjero conversaron con la VOA sobre sus dificultades para cubrir el COVID-19, ya sea en lugares que experimentan agitación y dificultades, o donde los medios son restringidos o censurados.
Los problemas incluyen restricciones, obstáculos para acceder a la información, y arrestos y acusaciones de “información falsa” por reportar sobre la pandemia o criticar a las autoridades. Otras barreras incluyeron restricciones en internet o tener que reportar en el campo cuando equipos de protección no están disponibles.
Varios dijeron que las restricciones impuestas durante el confinamiento han dejado a muchas comunidades sin acceso a información en un momento crucial. Otros enfatizaron como su trabajo de reporteros ayudó a generar cambios al reportar sobre trabajadores hospitalarios que no recibían su pago o niños expuestos al peligro.
Estas son algunas de sus historias:
Arrestado por 12 días por supuesta “información falsa”
Por Darvinson Rojas
Periodista independiente de Venezuela
Mi arresto fue por cuestionar información. Las autoridades (del gobierno en disputa de Nicolás Maduro) vinieron a mi casa con la excusa de que recibieron una llamada anónima indicando que tenían una persona con COVID-19 y que necesitaban llevarla a hacerse una prueba. Pasaron varios minutos. Logré publicar un tuit sobre lo que ocurría y notificar a mis colegas con audio, fotos y videos. Cuando me vieron, cambiaron la excusa y dijeron que venían por mí para llevarme detenido. Se llevaron cuatro computadoras, un iPad y dos teléfonos. Durante el forcejeo, varias personas fueron golpeadas, y mis padres fueron detenidos pero liberados más tarde esa misma noche. El Ministerio Público argumentó que yo usé mi cuenta de Twitter para publicar información falsa y generar desestabilización. Estuve detenido 12 días.
Imposible el acceso a la información para medios locales
Por Ahmet Kanbal
Agencia Mezopotamya
Yo reporté que tres niños que dieron positivo al coronavirus fueron mantenidos en cuarentena en la misma habitación con otros siete niños que habían dado negativo. Pregunté a funcionarios del hospital sobre esta información. Me lo negaron, pero mis fuentes informativas insistieron en que esto era real y me lo confirmaron. Indagué con otras fuentes también, y me confirmaron la versión. Así que cubrí la historia.
En una reunión con el Sindicato de Trabajadores Sociales y de la Salud, el Departamento de Salud en Mardin confirmó mi historia. Sin embargo, el mismo departamento luego presentó una queja con la Fiscalía de que mi historia supuestamente era “noticia falsa”. El departamento exigió que el reportaje fuera retirado de nuestra página web porque ellos decían que podía generar miedo o pánico entre el público. Me imagino que no se percatan de que ya existe pánico y miedo por no ser ellos transparentes.
Si se llega a presentar una demanda por esta investigación, podría afrontar ir a la cárcel o algún otro castigo. Si vemos el contexto más amplio en Turquía o el contexto local de Mardin, no estamos afrontando dificultades solo debido a estar cubriendo la pandemia del coronavirus. En general, hay dificultades y represión.
Es casi imposible obtener información de las agencias gubernamentales, especialmente si eres un periodista local.
Las leyes de emergencia, una amenaza para la Prensa
Por Balazs Gulyás
Budapest, Hungría
Yo critiqué al gobierno en mi página de Facebook. Tenemos una nueva ley por tres semanas, o algo así. El gobierno puede decretar cualquier ley sin el Parlamento. Y el problema es que no hay un límite, no límite de tiempo, en esa ley. Cuando hice mi publicación en Facebook, fue el mismo día en que el Parlamento aceptó dicha ley. “A partir de hoy, Hungría es una autocracia, no una autocracia híbrida, como antes”.
En esta ley de emergencia por el coronavirus, hay una gran amenaza a los medios independientes, porque uno puede afrontar de uno a cinco años de cárcel si estás escribiendo una historia que pudiera retardar la respuesta al virus. “Retardar la respuesta” puede ser cualquier cosa, aún un hecho real. Creo que primero usarán esta ley para amenazar, para no dejar trabajar a los medios independientes, y tal vez luego la usen en los tribunales.
No sabemos cuánto tiempo durará esta situación de emergencia, pues en ella no se dice hasta cuándo será vigente, por ejemplo, cuando la Organización Mundial de la Salud declare que la pandemia ha terminado. La ley solo dice que el gobierno dirá cuándo habrá terminado.
Ni transparencia, ni libertad de prensa
Por Massoud (Identificación no revelada por seguridad)
Provincia de Gilan, Irán
La situación es muy complicada aquí, luego que muchos han sido citados, arrestados, enjuiciados y perseguidos por reportar sobre el coronavirus en esta ciudad.
Tu reportas, te atrapan, te arrestan, eres enjuiciado y tu profesión se va por la tubería.
Estábamos reportando las estadísticas y la verdad en los primeros días. Pero pronto, muchos de mis colegas y otros blogueros fueron arrestados y amenazados con severos castigos.
La transparencia y la libertad de prensa o de expresión, no existen del todo.
(Rikar Hussein es el autor de esta nota publicado originalmente en VOA News)