15 días tiene esperando Osmar Molina por el tratamiento para la hemofilia que le permita movilizarse. Osmar tuvo un accidente y tiene un hematoma bastante grave en una pierna que lo mantiene de reposo. La escasez de tratamiento para la hemofilia y la falta de combustible impiden que el joven pueda recuperarse.
Jhoana Suárez | La Prensa del Táchira
El joven de 19 años es el mayor de dos hermanos, su padre Omar Molina, se muestra desesperado ante la imposibilidad de poder buscar el tratamiento para su hijo.
«Nosotros estamos en Barinas y debo buscar el tratamiento en el Hospital del Seguro Social en San Cristóbal, pero no hay ambulancia con gasolina y no hay disposición de que me envíen el tratamiento. Ya no sabemos a quién acudir, mi hijo tiene 15 días así», dijo.
Omar comentó que gracias a Dios su hijo no padece hemofilia severa, porque de lo contrario estaría muerto. «Mi hijo es hemofílico pero necesita su tratamiento solo cuando tiene accidentes, y ahora lo necesita para poder movilizarse».
Explicó que los tratamientos que hay son solo para emergencias, porque los pacientes con hemofilia no volvieron a recibir tratamiento por el Estado.
En riesgo inminente
Al igual que Osmar hay otros 5 mil 159 pacientes en Venezuela que padecen hemofilia y que hoy más que nunca ven como su vida corre peligro ante, la cuarentena, la evidente falta de tratamiento y la escasez de combustible.
En Táchira hay un total de 132 pacientes con hemofilia, y padecen al igual que el resto la falta de tratamiento, pues desde hace más de tres años el Estado Venezolano no compra el mismo.
Luis Rojas, presidente de la Asociación Venezolana para la Hemofilia, explicó que la Fundación Mundial ha recomendado a los países que no compran tratamiento como Venezuela, que se suspenda la profilaxis y se aplique solo en estrictas emergencias.
«Solo se está aplicando el tratamiento en casos donde esté en riesgo la vida del paciente, porque está parado el tránsito internacional y no va a llegar a corto plazo el tratamiento para personas con hemofilia», dijo.
Insistió que esta situación desmejora la calidad de vida del paciente, porque si tiene una rodilla inflamada no le van a dar tratamiento.
«Es el médico quien decidirá si el paciente necesita el tratamiento, si lo necesita el paciente se trasladará al centro asistencial donde haya factor de coagulación, pero la pregunta es cómo se traslada con esta escasez de combustible», dijo.
Destacó que han tenido decena de casos que no se han podido movilizar, ninguno de ellos ha sido fatal hasta ahora, pero el paciente dura sin caminar hasta 6 meses por esta razón.
Recordó es un trastorno hemorrágico hereditario en el cual la sangre no se coagula de manera adecuada, lo que puede causar hemorragias tanto espontáneas o después de una operación o una lesión.
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