A pesar de las recientes medidas anunciadas por la gobernadora de Monagas a propósito de la semana de cuarentena estricta, en comercios de la ciudad de Maturín se pueden observar largas colas en las que no se respeta el distanciamiento social. Los ciudadanos aseguran que deben salir a comprar diariamente, pues no tienen el poder adquisitivo para hacer un mercado que rinda una semana.
El pasado domingo 5 de junio la gobernadora de Monagas, Yelitza Santaella, anunció nuevas medidas y restricciones para evitar la propagación del coronavirus en el estado. Estas medidas aplicarán para las semanas de cuarentena radical, entre las cuales destaca el bloqueo de paso entre parroquias, lo que obliga a los ciudadanos a comprar alimentos en comercios cercanos a su residencia hasta la 1:00 de la tarde. Pero, a pesar de estas medidas, las aglomeraciones no han podido evitarse, los ciudadanos salen diariamente de sus hogares para abastecerse de comida, porque no cuentan con el poder adquisitivo para comprar de una vez la comida para toda la semana.
Con todo esto del bloqueo entre parroquias, no queda más que comprar en los abastos que tengamos más cerca, que es al que acude toda la comunidad, por eso tantas colas. En estos tres días, las colas aquí en Las Cayenas han sido inmensas, porque tenemos chance de comprar todo hasta la 1:00 de la tarde y hay un solo comercio donde conseguimos todo”, comentó Belkis Rondón.
Fuera de los establecimientos se pueden apreciar largas colas, aglomeraciones, en las que no prevalece el distanciamiento social ni demás medidas de prevención. Los ciudadanos solo usan el tapabocas cuando van a ingresar al comercio, pero mientras esperan en cola no hacen uso correcto del mismo.
Las salidas diarias son inevitables e incontrolables, a pesar de las fuertes medidas que aplicó el gobierno regional. En su mayoría los maturineses afirman que no poseen el dinero para comprar alimentos para una semana, por lo que deben salir diariamente a hacer las compras para desayuno, almuerzo y cena.
Yo salgo todos los días a comprar comida. Algunas veces, cuando tengo el dinerito, me organizo y compro para dos días y trato de no salir. Pero no siempre se puede hacer eso, porque la pensión no alcanza para nada. Uno sobrevive es con lo que le dan los hijos, y como está todo ahorita aquí en este país, eso tampoco es mucho. Trato de salir poco porque dicen que el virus ataca más a la gente de la tercera edad, pero a veces la necesidad obliga, no todos tenemos para hacer un mercado grande”, contó Delia Padrón.
“Los comerciantes se aprovechan de la situación”
En lo que va de semana de confinamiento estricto, además de las aglomeraciones, a otro de los escenarios a los que se han tenido que adaptar los ciudadanos en Maturín es a conseguir los productos de primera necesidad a un precio un poco más elevado que de costumbre, por la imposibilidad de salir a buscar opciones.
“Prefiero comprar todo en el centro, así tenga que salir dos y hasta tres veces a la semana, porque allá se consigue todo más barato. Pero ahora con el cierre de las parroquias no hay muchas opciones. Por ejemplo, compré una harina PAN en 230.000 bolívares, y en el centro se consigue en 200.000; igual que el queso, lo compré en 700.000 bolívares, y yo lo he compró en 600.000; el huevo, en 500.000 bolívares, y en el centro se consigue hasta en 450.000. Los comerciantes se aprovechan de la situación porque saben que nosotros no tenemos más opciones en estos días”, lamentó Miralys Mejías.
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