El segundo estado más poblado de Australia, Victoria, dijo el martes que cualquiera que infrinja las órdenes de aislamiento se enfrentará a fuertes multas, de hasta 20.000 dólares australianos (14.250 dólares americanos o más 12.100 euros), y que se desplegará más personal militar para luchar contra la propagación del coronavirus.
Reuters
Australia, que fue en un primer momento líder mundial en la contención de COVID-19, está tratando desesperadamente de frenar la propagación del virus en Victoria para evitar una segunda ola de infecciones a nivel nacional.
Victoria impuso a principios de esta semana un toque de queda nocturno, endureció las restricciones a los movimientos diarios de la población y ordenó el cierre de gran parte de la economía local.
Sin embargo, casi un tercio de los que contrajeron COVID-19 no estaban confinados en sus casas cuando fueron inspeccionados por las autoridades, lo que ha llevado a las autoridadas a imponer nuevas y duras penalizaciones, dijo el martes el máximo dirigente del estado de Victoria, Daniel Andrews.
Se impondrán multas de casi 5.000 dólares australianos (3.559 dólares) a cualquiera que incumpla las órdenes de permanecer en casa. Los infractores reincidentes se enfrentan a una multa de hasta 20.000 dólares australianos.
La única exención será para la atención médica urgente, según Andrews, que añdió que ya no se permitirá a nadie que esté bajo una orden de autoaislamiento salir de su casa para hacer ejercicio al aire libre.
Andrews dijo que otros 500 militares desarmados se desplegarán esta semana en Victoria para ayudar a la policía a asegurar que las órdenes de confinamiento se cumplan.
El último despliegue militar se unirá a los cerca de 1.500 soldados que ya están en Victoria y se dedican a rastrear contactos, hacer pruebas y ayudar a la policía en los puntos de control. Australia ha desplegado casi 3.000 militares para ayudar en las operaciones logísticas del virus.
Australia ha registrado casi 19.000 casos de COVID-19 y 232 muertes, una cifra menor que muchas otras naciones desarrolladas debido al cierre anticipado de sus fronteras internacionales, imponiendo restricciones de distanciamiento social y pruebas masivas.
No obstante, a medida que el país comenzó a reabrirse, las transmisiones comunitarias aumentaron significativamente en Victoria, que ha registrado cifras de nuevos casos de tres dígitos durante semanas. Ahora la región tiene el grueso de las infecciones en el país, con casi 12.000 casos registrados. El martes, Victoria añadió 439 nuevos casos de coronavirus en las últimas 24 horas.
Las autoridades del estado de Victoria dijeron que la última ola de infecciones por COVID-19 se debe en parte a ciudadanos que se niegan a cumplir las restricciones de movimiento.
Ante la preocupación de que muchas personas sientan que no tienen otra opción que seguir trabajando después de un diagnóstico de COVID-19, Australia dijo el lunes que pagaría a las personas del estado 1.500 dólares australianos para que se quedaran en casa si se les ordena y no tienen alternativas.
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