Las autoridades portuarias, los servicios de aduanas y algunos servicios de seguridad eran conscientes de que allí se almacenaban sustancias químicas peligrosas, pero se atribuyen mutuamente la responsabilidad. En junio de 2019, se hizo una investigación tras repetidas quejas sobre olores nauseabundos que emanaban del hangar y se determinó que había «materiales peligrosos que debían trasladarse» y que las paredes del almacén estaban dañadas.
16 funcionarios del puerto de Beirut y autoridades aduaneras fueron detenidos como parte de la investigación acerca de la explosión de un depósito con toneladas de nitrato de amonio, según anunció el fiscal militar. Dos días después, este episodio deja ya al menos 137 muertos, decenas de desaparecidos y unos 5.000 heridos.
Las autoridades portuarias, los servicios de aduanas y algunos servicios de seguridad eran conscientes de que allí se almacenaban sustancias químicas peligrosas, pero se atribuyen mutuamente la responsabilidad. En junio de 2019, se hizo una investigación tras repetidas quejas sobre olores nauseabundos que emanaban del hangar y se determinó que había «materiales peligrosos que debían trasladarse» y que las paredes del almacén estaban dañadas.
Los detenidos son funcionarios «del consejo de administración del puerto de Beirut y de la administración de aduanas, y de responsables de trabajos de mantenimiento y de obreros que realizaron trabajos en el hangar donde se almacenaba el nitrato de amonio», precisó el fiscal militar Fadi Akiki en un comunicado.
Las explosiones se han convertido en un símbolo de la incompetencia y la corrupción de las autoridades. Decenas de manifestantes destrozaron comercios y lanzaron piedras a la policía el pasado jueves en el barrio del parlamento, según la Agencia Nacional de Información. Las fuerzas de seguridad libanesas respondieron con gases lacrimógenos y varios manifestantes resultaron heridos. Hay una manifestación antigubernamental prevista para el sábado en este país inmerso en una crisis económica sin precedentes.
La explosión generó una enorme onda expansiva que afectó a miles de viviendas y edificios destruyendo vidrios y muros, lo que ha llevado a gran parte de la población de esa parte de la ciudad a buscar un techo en otros lugares. Los habitantes de la capital libanesa decidieron no esperar por las autoridades en las que no creen y tomaron palas y escobas para recuperar su ciudad. Gente de todo el país ha ido llegando a la capital para arrimar el hombro: algunos limpiando y otros ayudando a quienes han perdido su vivienda. Los daños podrían rondar los 3.000 o 5.000 millones de dólares.
El país está de luto oficial por tres días desde ayer y la capital libanesa se encuentra en estado de emergencia bajo la supervisión de las Fuerzas Armadas, encargadas del mantenimiento del orden.
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