El pasado 25 de mayo, en Minneapolis (Estados Unidos), se registró uno de los momentos más impactantes del 2020.
Por EL TIEMPO
Ese lunes, el afrodescendiente George Floyd fue asesinado en medio de una operación policial en la que se quería dar con un supuesto falsificador. Según los uniformados que realizaron el operativo, la víctima era su principal sospechoso, aunque no tenían nada sólido contra él.
Thomas Lane, Alexander Kueng, Tou Taho y Derek Chauvin fueron los ahora expolicías implicados en el crimen.
A Lane, Kueng y Taho los acusaron de complicidad y de no hacer nada por evitar el penoso desenlace. A Chauvin, por su parte, se le imputó el delito de asesinato en segundo grado, pues él presionó sus rodillas sobre Floyd y no lo dejó respirar.
En ese momento, se publicaron varios videos del hecho. Las imágenes fueron tomadas desde diferentes puntos y sirvieron para evidenciar la culpabilidad de los exuniformados.
El asesinato, además, fortaleció el movimiento Black Lives Matter y desencadenó protestas que, aún por estos días, se siguen sintiendo en suelo estadounidense y en diferentes partes del mundo.
Ahora, más de dos meses después de la muerte de Floyd, se abrió otro capítulo en esta historia: las grabaciones que hicieron Lane y Kueng con sus cámaras corporales fueron publicadas, tras permanecer varias semanas en embargo por orden judicial.
Las imágenes son impactantes. En ellas se ve a Chauvin, Lane, Kueng y Taho acercarse al carro y dirigirse a Floyd.
“Suba sus manos ahora mismo”, le dice uno de ellos, al tiempo que le apunta con un arma. “Por favor, oficial, no he hecho nada”, responde él, visiblemente preocupado por lo que está pasando.
Después, se ve cómo entre los cuatro exoficiales lo bajan del vehículo y le dicen: “Usted está bajo a arresto por falsificación”. Floyd, sorprendido y con un tono de voz sofocado, pregunta: “¿Falsificación de qué? Por favor, hombre, no puedo respirar bien”.
Una vez en el piso, le dicen que deje de moverse y lo someten. El hombre, por su parte, intenta soltarse, pero no lo logra y solo le quedan fuerzas para repetir, una y otra vez: “No puedo respirar, no puedo respirar, no puedo respirar”.
“Mamá, te amo. Díganle a mis hijos que los amo. Estoy muriendo. No puedo respirar”, continúa Floyd, mientras los expolicías lo rodean y se quedan encima suyo sin inmutarse, hasta causarle la muerte…
A Floyd se le realizaron dos autopsias. Una fue la oficial de la investigación y otra, la que pidió su familia. Ambas arrojaron que fue un asesinato, aunque la primera habla de un «paro cardiorrespiratorio» y la segunda, de “asfixia”.
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