La crisis humanitaria y migratoria en Venezuela ha provocado un aumento en la prostitución de mujeres jóvenes, en especial en zonas fronterizas, advierten organizaciones no gubernamentales.
Adriana Nuñez Rabascall | La Voz de América
En la árida localidad de La Guajira, en la frontera colombo venezolana, una joven espera reencontrarse con su familia en Barquisimeto, a ocho horas de ese lugar. Hace un par de años se fue a vivir a Colombia para mejorar su calidad de vida, pero en medio de la pandemia, perdió su trabajo y debió volver caminando a Venezuela. «Quedé sin nada. Quedé en la calle. Quiero llegar a mi destino, porque quiero reencontrarme con mi familia. Ver a mi papá y a mi mamá, por eso quiero llegar como sea, así sea vendiendo mi cuerpo», contó a la Voz de América.
Dice que no tiene otra opción, pues sus padres son extremadamente pobres para ayudarla. Además, la escasez de gasolina ha provocado que los traslados entre un estado y otro de Venezuela cuesten entre 100 y 800 dólares. «He ganado, pero tengo que gastar para la comida, para mis cosas personales y no me alcanza», señala.
El Centro de Justicia y Paz advierte que, desde 2017, han registrado cada vez más casos de lo que califican como “sexo transaccional”. «Todo apunta a que el incremento de esta situación está muy vinculado a la emergencia humanitaria compleja, a la falta de las medios para poder acceder a alimentos o medios de supervivencia. Se convierte la actividad sexual en una de las formas que las mujeres tienen para abordar esta crisis. Mujeres profesionales que eran doctoras o periodistas y el único mecanismo de supervivencia ha sido pasar la frontera y dedicarse a la prostitución. Por obtener incluso una bolsa de harina pan, mujeres tienen que cambiar sexo por alimentos», alerta la directora de CEPAZ, Beatriz Borges.
Esta organización detalla que el delito de explotación sexual es común en la frontera colombo venezolana, donde grupos delictivos, que controlan las llamadas “trochas” que comunican ambas naciones, se aprovechan de las mujeres jóvenes. «Para dejarlas pasar por los pasos irregulares, parte de lo que les cobran o solicitan, es favores sexuales», detalla Borges a VOA.
En febrero de este año, dos hermanas que prefieren no revelar su identidad, fueron captadas por grupos que las ofrecían como damas de compañía por 30 mil pesos, equivalentes a 8 dólares . «Nos dijeron que íbamos a trabajar de amas de casa y cuando llegamos allá nos dijeron que íbamos a trabajar de eso. Nosotros tuvimos que trabajar obligadas. Si no pagábamos a la señora que nos mantenía retenidas, nos quitaba la ropa o nos dejaba afuera. Nos vinimos sin nada. El 19 de julio nos decidimos escapar», relata una de ellas.
El Centro de Justicia y Paz alerta que, en ocasiones, las víctimas de prostitución forzada son engañadas bajo la promesa de entrar legalmente y con trabajo a otro país, y luego, las controlan quitándoles sus pasaportes. Un informe de la organización defensora de derechos humanos Mulier destaca que entre 2018 y 2019, fueron rescatadas 850 mujeres que se encontraban esclavizadas en otras naciones a las que esperaban migrar.
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