Residentes de la zonas cercanas al río Caroní ven con preocupación la temporada de lluvias y la propagación del paludismo en el sector.
Vecinos afirmaron al diario Correo del Caroní que la apertura de las compuertas de la hidroeléctrica Macagua han aumentado los niveles del río Caroní lo que alarma a la comunidad de Puerto Libre, que no quieren revivir las inundaciones de años anteriores.
Vladimir García, uno de los residentes adyacentes al sector, aseguró que en comparación a otros años, la crecida ha sido lenta y que en varias ocasiones el río a cubierto parte de sus casas.
“Por los momentos el agua se mantiene a dos metros de las viviendas más cercanas al rió, cuando los hogares se han inundado alcanzan los dos metros de altura y muchas familias han perdido camas, closets, electrodomésticos y demás objetos del hogar”. “Uno está a todo riesgo aquí”, aseguró García.
En el sector hay aproximadamente 23 casas y viven alrededor de 60 niños. En la última inundación a causa de la crecida, la autoridades del Estado les ofrecieron una caja CLAP, agua potable y una colchoneta. García aseguró que esta colaboración no fue dada a todas las personas afectadas.
Magiri Galindo otra residente de la zona afirmó que espera que la crecida no los saque de sus casa, porque ahora no hay refugios para los habitantes de la zona. La mujer vive con sus cinco hijos y su abuela de 82 años de edad.
Además, Galindo afirmó que en su casa tanto su cama como su nevera ya se han mojado en las subidas del río y espera que no volver a tener que apelar al desamparo de las autoridades. “Aquí ya uno no tiene apoyo de nadie, pa’ acá no viene ya ni Defensa Civil”, expresó.
Años atrás el mal manejo de los embalses generó la crecida de los ríos Orinoco y Caroní en el que salieron perjudicadas al menos 6.523 personas, un alrededor de 1.654 familias, de las cuales más de 600 pertenecían a Ciudad Guayana, en 2018. Para ese entonces los afectados dormían en los techos de sus casas por temor a ser robados.
El secretario general de gobierno Edgar Delgado Merentes y Dimas González, coordinador de Corpoelec en la región, informaron que el pasado 1 de agosto inició el proceso de alivio en los embalses Guri, Macagua, Tocoma y Caruachi.
La gobernación del estado Bolívar informó públicamente que los embalses tienen índices importantes que garantizarían para enero las operaciones de llegar una época fuerte de verano. Sin embargo, no explicaron cuál es el plan de contingencia previsto para las consecuencias de la crecida del río.
José Aguilar, experto y consultor eléctrico, estimó que el embalse del Guri estaba casi 90% lleno para finales de julio debido a que la demanda eléctrica en Venezuela es sumamente baja. Por lo que la apertura de los aliviaderos es una medida coherente de acuerdo con los niveles de la cota de capacidad. No obstante, instó a analizar los modelos predictivos para descargar agua de forma segura sin que esto afecte a las comunidades.
Además de las preocupaciones por las inundaciones, la crecida del río trae otras enfermedades como el paludismo y el dengue que ha afectado a la comunidad, unidas a la incertidumbre de los vecinos en caso de quedar inundados sean trasladados a refugios en medio de la pandemia del coronavirus con pocas medidas preventivas de cuidado.
“Aquí ha muerto gente con paludismo, con dengue. El año pasado tuvimos cuatro muertes con casos de paludismo”, expresó García quien denunció que a la fecha ninguna autoridad ha fumigado dentro de la zona.
El Puerto libre la aparición de mosquitos portadores del paludismo se intensifica con la cercanía del agua a los hogares sobre todo en horas de la noche, en las que los vecinos prefieren quedarse dentro de sus casa antes que salir y estar expuestos.
Caroní está en estado de alarma epidemiológica debido a que el número de casos de malaria supera los 10 mil desde el 2019 y hasta ahora no ha sido controlado. En el primer semestre de este año se reportaron en el municipio 13.356 nuevos pacientes palúdicos, en comparación con los 12.867 que el Instituto de Salud Pública registró en ese mismo período.
El boletín epidemiológico del ISP reveló que el año pasado hubo dos muertes confirmadas por malaria en el sector y 13 por confirmar sin dar detalles de cuando se esclarecerían dichos casos.
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