Desde hace un mes no llega el líquido por tubería. La gente hace cola pues no puede pagar botellones que casi rondan los 200.000 bolívares. Se asean y lavan los baños con el agua de las lluvias.
Casi un mes sin agua por tuberías llevan varios sectores de la parroquia La Vega. Pero este jueves 17 a la comunidad Los Mangos llegó un camión con dos tanques de agua que repartieron a razón de medio tobo por familia.
A eso de las 10:00 a. m. comenzaron a llenar los pipotes. Se armó una cola de más de una cuadra, la gente estaba desesperada por abastecerse después de tantos días de sequía. Sin embargo, el suministro no sólo no llegó a satisfacer las necesidades de una casa, sino que dejó a más de 70 % del barrio sin el beneficio.
El camión se apareció con la carga de dos tanques de uso residencial. Al cálculo de Jairo Pérez, vecino y líder comunitario, no más de 1500 litros de agua, que divididos por las casi 800 familias del sector daban dos litros por cada una. En realidad vaciaron medio tobo por familia. Lo que alcanzaba para bañarse o cocinar lo del día.
Afortunadamente, la semana pasada llovió bastante y muchos pudieron llenar sus tanques y pipotes. Así es que se ha estado resolviendo, porque aquí nadie tiene capacidad ni recursos para comprar todos los días botellones”, refirió.
Hay muchas personas de la tercera edad que no pueden cargar los tobos ni andar ruleteando el agua. Y los botellones cuestan entre 150.000 y 200.000 bolívares, que para un pensionado representa la mitad de lo que le depositan al mes.
En la parte alta de La Vega es deficiente el servicio. Las máquinas que bombean están dañadas desde hace más de un año. Ese es el mismo surtidor que envía agua a la parroquia Coche, que igual sufre la severa sequía por tuberías.
Este miércoles 16, en la cuenta de Twitter de Hidrocapital se informó que el equipo de Electromecánica había realizado el mantenimiento preventivo a la estación Coche-La Vega.
Aún así, lo que sale por las redes de comunidades como San Rafael y los 19 bloques de la parte alta es puro aire. Hace casi un mes les enviaron el suministro por dos horas, tiempo que no alcanzó para llenar los envases, además el líquido tenía barro.
Lo que ha hecho la gente es apelar al ingenio. No están cavando pozos en sus casas para sacar agua de la tierra como hacen en Petare, pero sí construyen canalizaciones para recoger las lluvias y las guardan directamente en los tanques y potes.
La Vega no es la única parroquia con las fallas. En las redes de Monitor Ciudad los vecinos llevan la cuenta de los días secos de La Gran Caracas, por ejemplo. en el sector Calle 18 y en todo el barrio Bruzual de El Valle llevan dos días; en la parroquia San Juan 12 días; en las calles Progreso y Comercio en Roca Tarpeya 34 meses; en Lomas del Ávila 9 días; en Los Chorros 13 días, al igual que en la parte alta de Sebucán.
Cuando no hay precipitaciones para los residentes es un calvario, pues ese surtidor natural ha sido más eficiente que el bombeo por las máquinas, o el envío de las cisternas, ahora camiones, cuyo reparto depende de la aprobación de los líderes políticos del oficialismo.
Desde hace dos meses llegan los camiones que manda el denominado padrino del agua de la parroquia que trabaja conjuntamente con Hidrocapital, el Estado Mayor y el PSUV.
A Venezuela llegaron 252 cisternas el pasado 17 de mayo, como parte de un convenio del gobierno de Nicolás Maduro con China, con el fin de abastecer a 188 municipios del país. En el caso de Caracas, la alcaldesa del municipio Libertador, Erika Farías, aseguró que disponen de 86 camiones entre súpercisternas, medianas y pequeñas que llevarán agua a todas las 22 parroquias. Las unidades de ese lote no se han visto por La Vega. Los vecinos desconocen ese plan de suministro.
Según el Observatorio Venezolanos de Servicios Públicos (OVSP), 93,8 % de los hogares venezolanos almacenan agua potable. De este grupo, 38,6 %, de acuerdo con la proyección hecha en su último informe, mantiene reservas para más de cinco días ante la deficiencia del servicio, y 20 % destacó que debe desplazarse a diversos lugares para conseguir el recurso y acarrear hasta sus viviendas.
Jairo Pérez dijo que es complicado. Antes la gente se reunía y subía los pipotes y tanques de agua a los jeepses e iba a buscar agua a los manantiales de La Mariposa, pero ya ni eso, porque no hay gasolina y se ha limitado la movilidad en la parroquia.
En medio de la pandemia, han hecho algunas protestas. Los de la parte alta organizaron una procesión por la escasez de agua.
De las 748 protestas realizadas en todo el país durante el mes de agosto, 302 fueron por la mala calidad de los servicios públicos y 93 fueron por agua potable, según el último informe del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social.
Durante la pandemia los ciudadanos siguen reclamando mejores condiciones de vida. “Pero lo que vemos es un retroceso enorme en estos seis meses. Frente a la cola de los tanques de agua, está la del gas. No hay gasolina, no hay salario que aguante la inflación, no hay medicinas ni buenos hospitales”, reflexionó Jairo Pérez.
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