Desde un restaurante que mezcla cócteles hasta una empresa de cosméticos que entrega productos caseros en bicicleta, los emprendedores cubanos están encontrando vías alternativas para hacer frente al cierre de sus negocios a causa del coronavirus.
Para detener la propagación de la pandemia, el gobierno de Cuba ha cerrado las fronteras en los últimos siete meses, con la excepción de algunos centros turísticos, mientras que recientemente cerró en La Habana por segunda vez debido a un incremento de los casos.
La drástica acción ha limitado las muertes por COVID-19 a 122 personas en la isla de 11 millones de habitantes, aunque casi ha cerrado la vital industria turística, que se suma a problemas económicos ocasionados por las sanciones estadounidenses.
En el distrito colonial de La Habana, donde son visibles una mezcla edificios históricos restaurados y el deterioro urbano, las calles que alguna vez estuvieron atestadas de turistas permanecen vacías y muchas tiendas han sido cerradas.
La taberna “El Jibaro”, propiedad de David Roque y Diana Figueroa, ha encontrado la forma de sobrevivir e incluso crear algunos puestos de trabajo a través de un servicio de comida y coctelería para llevar.
“La cuarentena se convirtió en una gran oportunidad desde que empezamos a desarrollar las mezclas, tomando en cuenta, los cócteles de la casa y ahora los clásicos como el Mojito, Cuba Libre y Daiquiri”, dijo Roque.
Con otros restaurantes realizando entregas similares, miles de motociclistas en La Habana han intensificado la entrega de comida antes de las 19.00 hora local cuando empieza el toque de queda. Otros transportan pasajeros a escondidas sin licencias, mientras que autobuses, taxis y autos clásicos como los Chevrolet permanecen detenidos.
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