Las universidades públicas afectadas por hurtos y destrozos a sus sedes durante la cuarentena aún no contabilizan las pérdidas económicas. El Ministerio de Educación Universitaria tampoco ha dado respuesta.
Las universidades públicas en Venezuela quedan cada vez más expuestas al ser víctimas de la delincuencia. Los hurtos y destrozos en cada una de sus sedes significan una gran pérdida económica que sus presupuestos no cubren. Esto compromete la educación universitaria en una etapa pospandemia, en especial para aquellas carreras y materias que requieren de clases presenciales, como las de Ciencias de la Salud e Ingeniería.
El Monitor del Observatorio de Universidades contabiliza al menos 183 hechos delictivos en varias universidades del país, incluidos daños a la infraestructura. Solo en agosto se dieron 10 casos de este tipo.
Entre esas universidades públicas, y una de las más afectadas, están los núcleos de la Universidad de Oriente (UDO).
La situación no es fácil cuando uno se pone a pensar en el día de mañana. Queremos buscar mecanismos para sensibilizar a la población a querer a la UDO, con vecinos que contribuyan a que no existan más robos, aunque hay gente que a veces nos llama, pero otras veces no ocurre», manifestó María Coromoto Casado, decana de la UDO en Bolívar.
El director de la UDO en San Félix, José Mora, al menos en dos oportunidades advirtió en su cuenta en Twitter de robos en horas de la madrugada en esta casa de estudios, sin recibir atención a los llamados hechos a las autoridades policiales.
Sin cuantificación de pérdidas
La situación de cuarentena y la pandemia por COVID-19 ha limitado la cuantificación total de los robos y destrozos que ha sufrido distintas sedes, principalmente la Escuela de Ciencias de la Tierra, en Ciudad Bolívar.
Me toca hacer un inventario de qué tenemos y qué necesitamos, y poner a funcionar lo prioritario. No nos ayuda que toda la zona (La Sabanita) está sin luz, y es difícil poder resguardar algo. Me preocupa que esa es el área donde funciona la Escuela de Ciencias de la Tierra, donde hay cinco carreras de ingeniería», manifestó.
Esa sede fue prácticamente desvalijada. Se llevaron todas las puertas, protectores de ventana y destrozaron oficinas. En la Escuela de Ciencias de la Salud de la UDO-Ciudad Bolívar el vandalismo es menor en comparación con la otra sede, aunque se robaron todos los techos del comedor.
«Los afectados son los estudiantes que quieren estudiar esas carreras de ingeniería. Hay que pensar en cómo comenzar un semestre con la dificultad de que en situación de pandemia es más complejo. En el caso de los que están en el último año de Medicina, tienen que hacer sus pasantías en un hospital, y cómo mandas a un estudiante a un hospital sin las condiciones de bioseguridad», consideró.
Sin respuesta del Ministerio
Los presupuestos de las universidades públicas escasamente alcanzan para cubrir la nómina de profesores, personal administrativo y obrero.
Para reparaciones como tal es muy difícil cubrir esos gastos. La biblioteca fue destruida, del comedor de Ciencias de la Salud pude resguardar algunas cosas. Allí se robaron todos los techos», detalló.
De parte del Ministerio aún no reciben notificación alguna para la recuperación de los núcleos de la UDO.
La Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG) tampoco escapó a la delincuencia en medio de la cuarentena. En Puerto Ordaz registran cinco robos desde que comenzó el confinamiento por la pandemia de COVID-19, en marzo de este año.
Las universidades públicas están sometidas a una ola de robos y se ha incrementado en la pandemia. En la sede de la UNEG de la Atlántico se llevaron todos los compresores de los aires acondicionados, computadoras, ventanas, puertas. La sede de Villa Asia también sufrió robos de compresores de aires, mientras que en Caicara se han robado equipos de implementos agrícolas y los talleres están desmantelados», denunció Raúl Brito, presidente de la Asociación de Profesores de la UNEG (Apuneg).
La UNEG tampoco tiene cuantificado el total de las pérdidas. Lo que sí está claro es que el Ejecutivo sigue sin manifestar intenciones para la recuperación de las universidades públicas. Los llamados por las precariedades que ya tenía esta institución, y aun así se comenzó el semestre, tampoco se atendieron.
«No vemos respuesta del Ejecutivo para paliar esta situación. Sí vemos dinero para comprar máquinas electorales, pero no vemos dinero para la salud del pueblo ni para las universidades. No creo que vayamos retornar a clases bajo estas condiciones, creo que no deben quedar ni sillas y pupitres en algunas aulas de la universidad», cuestionó Brito.
Vandalismo a universidades públicas deja un futuro incierto para la educación post-pandemia
La UNEG, en Puerto Ordaz, ha tenido cinco robos desde que comenzó la cuarentena. Foto Jhoalys Siverio
Un futuro incierto
Luifer Jiménez, estudiante de la UNEG, en Puerto Ordaz, coincide en la proyección de un futuro incierto para la educación de estudios superiores en una etapa pospandemia.
«Veo la educación pospandemia un poco difícil, ya que la planta física de la universidad está destruida. No queda casi nada, los equipos tecnológicos, los aires acondicionados, todo se lo robaron. Es complicado, sobre todo para los compañeros de ingeniería que necesitan un laboratorio para las prácticas, y las autoridades no dan respuesta oportuna», sostuvo.
Guillermo Díaz, miembro del Movimiento Adelante UDO en Bolívar, manifestó: «La educación pospandemia es algo difícil que se viviría por las condiciones como está quedando la universidad. Además, hay muchos estudiantes sin dinero para costear pasaje del transporte público, y tampoco hay suficientes unidades. La situación es bastante compleja. En vista de los robos, hemos puesto a resguardo algunos artículos de la universidad para que al retorno a clases pueda devolverse a sus lugares y ser aprovechado por los estudiantes».
En su más reciente boletín, el Observatorio de Universidades divulgó que según las cuentas oficiales del ministerio, la atención en agosto de este año fue para cuatro de las 65 universidades públicas del país a través del plan “Venezuela Bella”.
«¿Cómo queda el 93 % restante de las casas de estudio y sus varias sedes que también requieren mantenimiento urgente, pero considerando las particularidades de su patrimonio físico? (…) Sólo en la UDO Cumaná, la situación de deterioro es muy grave y requiere una inversión considerable para el rescate de varias de sus instalaciones como el Instituto Oceanográfico o su Auditorio», afirmó el Observatorio.
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