El Departamento de Estado de Estados Unidos ha mostrado este sábado su «indignación» por el «arresto arbitrario» de 80 manifestantes durante el pasado 1 de octubre, Día Nacional de China.
Europa Press
«Al reprimir a la opinión pública pacífica, el Gobierno de Hong Kong ha mostrado de nuevo su complicidad con el Partido Comunista Chino en el desentrañamiento de la autonomía de Hong Kong y la libertad de su gente», ha afirmado la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus.
Para Ortagus, estos arrestos corroboran el «completo desmantelamiento del sistema un país, dos sistemas que el Partido Comunista Chino prometió mantener».
Anticipándose a las críticas internacionales, la líder de Hong Kong, Carrie Lam, aseguró en su discurso del pasado jueves que seguirá cooperando con Pekín «no importa cuán severos sean algunos gobiernos extranjeros ni las acusaciones injustificadas o las agresivas sanciones que nos lancen».
Precisamente, el día anterior, el popular activista pro democracia, Joshua Wong, compareció ante la Justicia acusado de varios crímenes relacionados con su labor como uno de los organizadores de las protestas contra el Gobierno chino.
El pasado 30 de junio, China aprobó una nueva ley de seguridad en Hong Kong que ha sido criticada a nivel internacional por organizaciones que velan por los Derechos Humanos y numerosos países, y a nivel local por los activistas pro democracia que lo consideran una injerencia en la autonomía de la que goza la isla.
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