Cada día que pasa, es más difícil llevar proteína animal a los hogares de los tachirenses. El precio sube, mientras que los salarios permanecen estancados y la calidad de vida merma considerablemente.
Fabiola Barrera | La Prensa Táchira
Y es que la devaluación de la moneda local se hace evidente en la oferta de la carne que en muchas oportunidades le cuesta al comerciante sacarla de los mostradores. Esta semana, un kilo de bistec llegó a costar once mil pesos, el equivalente a un millón, seiscientos mil bolívares, es decir, poco más de cuatro salarios mínimos.
Sin embargo, el precio en moneda extranjera se mantiene. El kilo de carne se mantiene en carnicerías del mercado municipal en precios que van desde los 7500 pesos a los 9 mil, o lo que es entre un millón doscientos o un millón trescientos mil, dependiendo del tipo de corte
Estos montos son los mismos desde hace unos tres meses, pero el problema viene a verse cuando se hace la conversión de pesos a bolívares, la cual es afectada directamente por la fluctuación del dólar, lo que pulveriza el valor del bolívar frente a su divisa más cercana en la frontera, el peso colombiano.
«Nos toca poner los precios así en pesos porque es que con los bolívares no se puede hacer nada, ni comprar un cartón de huevos. Quien tenga para pagar en bolívares se le hace la conversión y el que tenga pesos, pues paga en pesos y hay quien trae dólares», dijo el carnicero Pedro Domingo.
Semana difícil
Carniceros del mercado de los Pequeños comerciantes aseguraron que durante la semana radical es más difícil la venta de los productos, ya que no es tan sencillo el desplazamiento para las personas en la calle.
Destacan que las ventas disminuyen en un 35%. «Mire cómo está el mercado, muy pocas personas vienen en esta semana, pero nos toca aguantar, no hay de otra», dijo Domingo.
En bolívares
Quienes llevan las de perder siempre son los compradores, porque deben buscar los pesos a cómo de lugar, ya que son pocos los establecimientos que reciben los bolívares a la tasa del día. Otros, ponen la excusa de que el punto de venta está dañado y no tienen manera de recibir bolívares.
Yosmel Alviárez, asegura que de acuerdo a como la trate la economía, es que compra carne en su hogar. «Depende de la quincena. Hay lugares donde no le aceptan punto a uno y toca pagar con pesos, pero cuando puedo pagar en bolívares lo hago. Trato de pagar mi comida en bolívares». Añade que no todos los días come carne y alterna el menú con sopas, granos, y otros sustitutos de la proteína animal.
Mayela Andrade explica que dado el alto costo de la carne se vio en la obligación de sustituir la carne por huevos. Explica que le recuerda a hace unos dos años, cuando la carne estaba incomprable. «La carne se pone cada día más cara. Yo ahora como huevos porque con lo que compro un cartón de huevos, compro kilo y medio de carne y me rinde más. Consumo granos y otras cosas necesarias para balancear, pero ya la carne no se come a diario como antes».
Para Darcy Chacón, el consumo de carnes ha mermado desde que el valor peso-bolívar se «desproporcionó». «Todos los días el precio es diferente. No es tan sencillo comprar tres o cuatro kilos de carne a la semana porque en la casa somos cuatro personas. No es solo carne lo que se come aquí. Tenemos niños pequeños y pues alternamos. El pollo es más barato. Vale siete mil el kilo y pues se alterna con verduras y otro tipo de proteína».
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