Al menos cinco comunidades indígenas del Caribe de Nicaragua fueron arrasadas por el huracán Eta. Impactó en categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, con vientos de hasta 240 kilómetros por hora. Así lo informaron este jueves habitantes.
EFE
Las comunidades indígenas de Halouver, Klingna, Lamlaya, Wounta, y Wawa Bar, en su mayoría habitadas por miskitos y ubicadas en la costa noreste de Nicaragua, quedaron destruidas totalmente por Eta, que el miércoles abandonó ese país y pasó a territorio de Honduras, degradado a depresión tropical.
Las autoridades nicaragüenses aún no han cuantificado los daños en esas comunidades y han sido los lugareños quienes han informado al respecto por medio de vídeos que han difundido a través de las redes sociales tras regresar a sus casas.
De lugar propicio para postales a ruinas
“Halouver no era así. Está totalmente destruido. Así que va a ser una trayectoria larga la reconstrucción”, dijo un habitante del lugar que grababa un video tras caminar sobre los escombros.
Antes de Eta, Halouver era un pequeño paraíso caribeño, con playas blancas llenas de palmeras, aguas cristalinas y casas de colores llamativos construidas de madera.
Esa escena, digna de una postal, se replicaba en las otras cuatro comunidades afectadas.
Pero el huracán lo cambió todo. Las palmeras fueron arrancadas de raíz o partidas en dos por los fuertes vientos de Eta; las casas quedaron hechas astillas, mientras que los escombros sobresalen de la arena, según las imágenes que han sido compartidas.
Los primeros habitantes en regresar a las comunidades, compuestas por varias centenas de personas, han sostenido que estas se encuentran inhabitables.
Hasta este jueves las autoridades no se han referido a esas comunidades ni a sus habitantes, de los cuales solamente una parte logró ser evacuada hacia la ciudad de Bilwi, que también resultó seriamente afectada por el huracán Eta, mientras que el resto buscó lugares seguros por su propia cuenta, según han informado familiares.
La mañana de este jueves organismos defensores de los derechos humanos continuaron sus reclamos sobre la prohibición del gobierno de acopiar ayuda para los damnificados.
Huracán Eta
Eta dejó un rastro de destrucción en Nicaragua que no se observaba desde el huracán Félix, que cobró la vida de más de 100 personas en 2007. Esto también en la Región Autónoma Caribe Norte, zona despoblada y pantanosa, y de las más vulnerables y pobres del país.
Las dos personas que murieron en un deslizamiento de tierra el martes en esa zona, horas después del impacto de Eta en Nicaragua, no han sido reconocidas por las autoridades.
Aunque Eta abandonó Nicaragua, sus efectos podrían permanecer en los próximos días, pues sus remanentes continúan causando inundaciones en el norte del país, informó el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred).
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