La ley estadounidense traza instrucciones claras para una transferencia ordenada del poder de un presidente a otro, pero se espera que el camino de Joe Biden sea más difícil que el de la mayoría de sus predecesores modernos.
Reuters
Una batalla legal prolongada del presidente Donald Trump, que desencadenará recuentos de votos en varios estados, podría retrasar muchas actividades relacionadas con la transición, como sucedió en 2000, cuando George W. Bush fue declarado vencedor recién cinco semanas después de las elecciones.
“Una larga batalla legal retrasaría la transición y eso podría ser peligroso en materia de política exterior”, dijo una fuente republicana en el Congreso.
Como el demócrata Biden obtuvo suficientes votos electorales para reclamar la presidencia, existe preocupación de que Trump pueda limitar la cooperación y hacer que un proceso típicamente ordenado sea algo caótico. El sábado, después de que las principales cadenas de televisión dieron por ganador a Biden, Trump acusó a su rival de “apresurarse para hacerse pasar por el ganador”, pero no proporcionó pruebas de algo inapropiado.
Diplomáticos extranjeros y otros observadores se están preparando para posibles cambios políticos por parte del republicano hasta el día de la toma de posesión el 20 de enero, los que irían desde decisiones comerciales hasta retiros de tropas e indultos presidenciales que podrían socavar a la administración entrante.
“Nos preocupa lo impredecible”, dijo un funcionario gubernamental de un aliado de Estados Unidos desde una embajada en Washington. “Este tipo de luchas internas es mala para la credibilidad de Estados Unidos en el mundo”.
La Ley de Transición Presidencial, aprobada por primera vez en 1964 y enmendada muchas veces desde entonces, otorga a los funcionarios de carrera un poder significativo sobre el proceso de transferencia de datos y experiencia a los funcionarios entrantes, un acuerdo destinado a limitar la politización.
Los asesores de Biden vigilarán de cerca cualquier señal de que Trump o sus cercanos tomen medidas en política nacional o exterior destinadas a sabotear al nuevo presidente una vez que asuma el cargo, según una persona cercana a Biden.
La campaña de Biden no tuvo comentarios inmediatos al respecto.
Tampoco está claro si Trump, quien hasta ahora se ha negado a admitir la derrota, cumplirá con el protocolo histórico y se reunirá personalmente con su sucesor, como lo hizo el presidente Barack Obama con Trump poco después de las elecciones de 2016.
El sitio web del equipo de transición de Biden, buildbackbetter.com, fue lanzado el miércoles, pero pese a la victoria adjudicada el sábado no había detalles de los planes.
Jordan Strauss, un exfuncionario de la Casa Blanca y ahora director gerente de inteligencia empresarial en Kroll, una división de la consultora financiera Duff & Phelps, dijo que unas 200 personas cercanas a Biden han estado trabajando durante meses para elaborar planes y políticas para un nuevo gobierno.
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