Las repercusiones internacionales que tuvo el Movimiento San Isidro, que comenzó el 18 de noviembre en La Habana Vieja con protestas que llevaron al régimen cubano a negociar con los manifestantes, recibió el usual apoyo estadounidense que pone nervioso al castrismo.
Por Primer Informe
Según una nota de prensa de la Cancillería cubana se conoció el malestar de los líderes comunistas con Estados Unidos, en este nuevo caso.
El 28 de noviembre convocaron a Timothy Zúñiga-Brown, Encargado de Negocios de EEUU en la Isla para reiterarle que no permitirán «la injerencia en los asuntos internos del país».
Además solicitaron que el mensaje fuese reiterado en el Departamento de Estado.
Señalan al diplomático norteamericano de acudir en varias oportunidades a San Isidro para prestar apoyo a la protesta, lo que para Cuba es una «intromisión flagrante y desafiante en los asuntos políticos internos de Cuba».
Dicen que el régimen comunista está en «pleno conocimiento del involucramiento del gobierno de los Estados Unidos en el financiamiento, la orientación y la incitación a grupos e individuos en Cuba para que desafíen la autoridad del gobierno».
Además dicen que conocen «el esfuerzo insistente pero fracasado en tratar de sumar a esos propósitos a los sevtores más representativos del arte, la cultura y la intelectualidad del país».
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