Hasta este año, la Asamblea Nacional de Venezuela -hoy en manos de la oposición- estará conformada por 167 diputados electos por votación popular a través del voto nominal y voto lista. La composición vigente de la Cámara formaba parte del legado del fallecido presidente Hugo Chávez Frías y que Nicolás Maduro ha terminado de desmantelar como todo en el país. La nueva composición parlamentaria pasará de 167 diputados a 277 para el periodo legislativo (2021-2026), un aumento que representa el 66% del número de diputados actual y el mayor registrado en la historia del país.
Cuando Chávez llegó al poder en 1999 se propuso extinguir las dos Cámaras, el Congreso y el Senado, porque le parecía excesivo 260 legisladores y por un episodio que lo tomó bastante personal. Y fue la negativa del Congreso de aprobar su propuesta de ascenso de varios militares que participaron en el abortado golpe de Estado que él mismo lideró en 1992.
Pero este nuevo cambio de la Asamblea Nacional propuesto por Maduro, responde principalmente al objetivo de dispersar el voto opositor y arrebatarle la mayoría parlamentaria que encabeza desde hace dos años Juan Guaidó. Aunque el Gobierno interino ya ha dicho en reiteradas ocasiones que estas elecciones son «fraudulentas», que no tienen ningún tipo de «legitimidad» y que se hacen sin las condiciones mínimas «democráticas». El grupo parlamentario de 100 diputados opositores que lidera Guaidó se mantendrá en el ejercicio de sus funciones después del 5 de enero, fecha en la que inicia el nuevo periodo legislativo.
El plan del régimen chavista viola el artículo 186 de la Constitución del país que habla de una base poblacional de 1,1% y resuelve 167 diputados para el territorio nacional, que tiene una población cercana a los 32 millones de habitantes. «El aumento del número de diputados no tiene ningún fundamento estadístico demográfico. Si se hace el cálculo con la población actual no da esa cantidad de diputados», asegura Luis Salamanca, rector del Consejo Nacional Electoral (CNE) entre 2006 y 2009, que desmonta la versión de la nueva presidenta del órgano electoral, Indira Alfonzo, que basa los cambios en conseguir mayor proporcionalidad del Parlamento, con el aumento de la representación de los partidos minoritarias para equilibrar las fuerzas políticas.
«Si no hay fundamento demográfico, el fundamento es político y se basa en tener más escaños para repartir entre los asociados del Gobierno. Este análisis no se puede desvincular del sistema de partidos que está construyendo Maduro donde hay un partido hegemónico, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que es el partido del Estado y, alrededor, partidos satélites sin mayor representación política como el de los opositores Henry Falcón, Claudio Fermín, Timoteo Zambrano y como el de Javier Bertucci que no significan nada en la política venezolana», explica Salamanca al tiempo que recuerda que los partidos opositores que podían derrotar a Maduro fueron eliminados uno a uno desde 2018, despojados de sus símbolos y nombres por el brazo jurídico de Maduro para entregárselos a otros dirigentes comprados por el chavismo
Nueva Fórmula
Indira Alfonzo, rectora principal del CNE, exmagistrada del TSJ y sancionada en 2018 por el Gobierno de Canadá, confirmó que 86 partidos políticos participarán en los comicios y que la nueva fórmula para elegir los cargos será de 52% a través de la representación proporcional (lista) y 48% por voto personalizado (nominal). Antes del anuncio, el sistema de votación era de 70% nominal y 30% lista, un modelo «no equilibrado», porque según el CNE, «un partido ganaba más escaños de lo que les correspondía cuando conseguía ganar por un voto».
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