A la cuarta o la quinta puede ir la vencida. Tras varios amagos de volver a España, el rey Juan Carlos está dispuesto a hacerlo en los próximos días coincidiendo con las fiestas navideñas. Un viaje que, de momento, le ha costado 678.00 euros por adelantado, los que ha tenido que pagar a Hacienda para regularizar su situación fiscal derivada del uso de tarjetas opacas y, de ese modo, evitar la vía penal y allanar el camino de vuelta.
Mariangel Alcázar | La Vanguardia
No es el único coste que tendrá que pagar si persiste en su intención de abandonar Abu Dabi, donde reside desde hace algo más de cuatro meses. También tendrá que olvidarse de volver a la Zarzuela, su residencia desde su boda en 1962; reducir al mínimo las posibilidades de ser visto en público y, sobre todo, evitar que su estancia en España interfiera con el que es el momento cumbre de la Corona: el mensaje de Navidad del Rey.
La Zarzuela que, desde que el pasado 17 de agosto, a instancias del rey Juan Carlos, hizo público que se encontraba en Abu Dabi, ha mantenido un escrupuloso silencio no solo sobre las informaciones y especulaciones que han ido apareciendo sobre su fortuna oculta, sino, sobre todo, acerca de la posibilidad de su regreso temporal o permanente a España. En los últimos días, en fuentes cercanas a la Casa del Rey, aunque de forma oficiosa, se ha recordado que el rey Juan Carlos, del mismo modo que tomó la decisión de irse, puede tomar la iniciativa para regresar. Parece lógico, sin embargo, que, de hacerlo, su vuelta sea fruto de un pacto familiar que garantice el aislamiento de la Corona. El Rey no puede alentar el viaje de regreso de su padre, pero tampoco se lo puede prohibir. La preocupación de la Zarzuela, en estos momentos, es que el retorno del anterior jefe de Estado se utilice para atacar a la institución y más en unas fechas en las que el Rey tiene en la agenda su tradicional mensaje de Navidad. Desde la marcha del rey Juan Carlos la Zarzuela ha vivido una época de relativa tranquilidad al demostrar la posición férrea del actual titular de seguir con el ejercicio impecable de sus funciones y con la certeza del alejamiento físico e institucional con su padre. Pero en palacio también son conscientes de que los errores del rey emérito y su utilización como arma política hacen mella también en el rey Felipe. En eso coinciden con el rey Juan Carlos, quien está convencido de que la aparición en determinados medios de comunicación de informaciones relativas a sus asuntos económicos no solo tienen como fin crear un estado de opinión desfavorable a su vuelta sino, sobre todo, aumentar la presión sobre la Zarzuela, alimentar los ataques a la Corona y poner en peligro la propia supervivencia de la institución.
La Zarzuela
Felipe VI no puede alentar el regreso de su padre, pero tampoco prohibirlo
Hace algo más de cuatro meses, cuando salió de España el domingo 2 de agosto, el rey Juan Carlos calificó su marcha de temporal en la carta que dejó escrita para su hijo, el Rey, que se hizo pública al día siguiente, cuando quien fue jefe de Estado desde el 22 de noviembre de 1975 al 18 de junio del 2014 ya estaba viajando con destino a Abu Dabi. A los amigos con quienes contactó durante el vuelo les confesó: “No estoy de vacaciones, ni abandono España. Esto es un paréntesis”, al tiempo que les transmitía su pesar por esa marcha que siempre justificó en razón de aliviar la presión sobre el Rey. En las semanas anteriores, tras la aparición de informaciones que atribuían al rey Juan Carlos una fortuna no declarada en el extranjero, Felipe VI fue prácticamente obligado a tomar la decisión de comunicar a su padre que no solo no podía quedarse en la Zarzuela, tampoco en España.
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