Solo el viento costero pasando a prisa, entre las rendijas de las ventanas, se oía ese 21 de abril de 2020 en el apartamento de la familia Alemán Castellano, cuando a las 2 de la madrugada aproximadamente esa quietud fue interrumpida por los ladridos de un perro alertando de algo extraño que había visto. El jefe de la familia, Orlando Alemán, se asoma por una ventana tratando de descifrar qué atrajo la inquietud del animal. “Mi papá vio a los funcionarios de la Dgcim y se percató de que habían entrado al lugar en tres vehículos”.
Por Sebastiana Barráez – Infobae
Así lo dijo a Infobae Orlando José, el mayor de los hijos del matrimonio Alemán Castellano y el único que queda en libertad. Sus padres, según explica, viven en la parte baja de un apartamento de dos plantas, en Puerto Cabello, estado Carabobo, a unas tres horas de Caracas. Junto al apartamento hay un anexo donde duermen los peloteros de la Academia de beisbol Ave Fénix.
“Varios Dgcim intentaban tumbar las puertas del anexo, mientras tres se acercan a la del apartamento”, relata. Cuando Orlando Alemán abre la ventana, un arma lo está encañonando. “Quien le apuntaba era nada menos que el capitán (GNB) Franco Paolo Rizzi Pérez, un ex compañero de mi hermano Richard. Mi mamá gritaba y lloraba, por lo que mi papá le pedía calmarse. En la casa estaban los dos hijos de mi hermana Yolimar y las dos niñas de Richard que habían ido a pasar el fin de semana con sus abuelos; los niños gritaban asustados”.
El capitán Rizzi Pérez, en medio de la sala, gritaba: ‘Lo queremos vivo, lo queremos vivo’, en evidente alusión al capitán Richard Alemán. “Entre los nervios y el miedo mi familia no encontraba las llaves para abrir la reja y las puertas. El Cap. Paolo Rizzi los amenazaba con dispararles si no abrían. Mi papá le pedía que se calmara, en medio de la angustiante situación que le elevó la tensión. Mi hermana tuvo que colocarle a mi mamá, Ana Edilia Castellano, una pastilla debajo de la lengua, porque estaba a punto de colapsar”.
Sin orden
Los funcionarios entraron y empezaron a recorrer la casa. Buscaban al teniente (GNB) Richard Rafael Alemán Castellano, a quien relacionaban con la Operación Puerta Morocha.
Preguntaban por su número de teléfono, hasta que una de sus hermanas se los dio. “Se llevaron consigo todos los teléfonos de mi familia, una laptop, dos uniformes de la Guardia Nacional que pertenecían al capitán retirado (GNB) Renny Olivares Moreno, compañero de ellos, que se hospedaba temporalmente en la casa porque trabajaba con Richard en la academia de béisbol; también se lo llevaron detenido”.
Como ya es costumbre en los allanamientos, éste tampoco estaba autorizado por ningún tribunal y se robaron varias cosas, entre esas seis franelas nuevas y otras prendas de vestir.
“Vístase que usted se va con nosotros”, le dijeron al Capitán Erickson Alexander Chaya Barroeta, esposo de Yolimar. También detienen a un primo de los Alemán Castellano, a quien liberaron un mes después. Cuando le dijeron a Orlando Alemán que también se lo llevarían, una de las hijas, Andreina José, les dijo que se dieran cuenta de que su papá estaba muy mal “y se les va a morir en el camino. Llévenme a mí”, se ofreció la mujer. Y el funcionario le dijo: “Vístase pues”. Así terminó Andreina en la Dgcim.
Por fin la comisión de la Dgcim se va de la casa de los Alemán. A los 20 minutos regresó una funcionaria y un capitán que le dijo a Yolimar: “Vístase que nos la vamos a llevar. Lo que pasa es que usted se pone a enviar esos mensajes”. Narra Orlando José Alemán Castellano que ahí se dan cuenta de que los teléfonos estaban vigilados. “No se sabía qué le habría dicho mi hermana a Richard para que los funcionarios decidieron llevársela”.
Esa noche detienen a las dos hermanas Alemán Castellano, al esposo de una de ellas que es el capitán (GN) Chayo Barroeta, a un sobrino y al capitán retirado (GNB) Renny Olivares Moreno. La DGCIM iba buscando al teniente Richard Alemán, a quien capturaron después en otro estado.
La burla y excusa
Casi un mes después de estar encerradas en la DGCIM, sin visita, sin presentarlas ante los tribunales y sin recibir asistencia legal, unos custodios le dijeron a Yolimar y a Andreina que recogieran sus cosas de la celda porque las iban a liberar. Ellas estaban felices e incluso entre sus miedos hacían planes para abrazar a sus padres, a los hijos de Yolimar y regresar a sus trabajos y estudios.
Los funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) las trasladaron hasta el centro comercial San Diego de Puerto Cabello. Las damas bajaron torpemente, casi sin poder caminar de la emoción. “Apenas respiraban el olor de la libertad, tratando de adaptarse a la luz y organizarse para llegar a su casa. De repente una comisión de la Dgcim, oculta en el lugar, se les lanzó encima, las tiraron contra el suelo, las esposaron, mientras ellas gritaban, pedían auxilio y se las volvieron a llevar para la sede de la Dgcim en Caracas”.
Esa fue la manera en que la DGCIM trató de solucionar la desaparición forzosa que un mes antes cometió contra ellas, cuya detención no aparecía en ningún lado, no había presentación ante el Tribunal, solo su secuestro y la tortura brutal de la cual fue objeto el capitán Richard Alemán.
Durante ese tiempo, y en la noche, las hermanas Alemán y el capitán Chaya Barroeta eran llevados a la sede del SEBIN en El Helicoide para decirles que convencieran al capitán Alemán de admitir los hechos y declararse culpable. Como el oficial se negó a hacerlo, la DGCIM decide presentar a las mujeres ante el tribunal, pero tenían que resolver el mes de desaparición forzosa.
Hay evidencias claras y testigos de que todos fueron detenidos ese 21 de abril de la familia, incluyendo a las hermanas Alemán. Andreína, quien es licenciada en enfermería y trabaja en el ambulatorio Santa Rosa del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), desde ese día no se ha presentado a laborar por estar detenida; hay que destacar que ella tiene problemas con la hemoglobina, que le baja de manera peligrosa y debe estarse controlando. Yolimar no ha vuelto a llevar a sus hijos al colegio por estar en los sótanos de la Dgcim.
El día 11 de diciembre le permitieron a Yolimar y al capitán Chaya Barroeta que recibieran la visita de sus dos hijos, por primera vez desde que fueron detenidos aquel 21 de abril; eso fue después que Infobae publica la denuncia hecha por varios familiares y los videos de niños de dos militares reclamando ver a su papá. A otros niños no les han permitido visitar a sus padres detenidos en esos sótanos inmundos.
El juez de la causa Gedeón, donde aparecen las operaciones Gedeón y Puerta Morocha, es el del Tribunal Tercero de Terrorismo, José Maximino Márquez García, quien junto con el fiscal Jean Karín López Ruiz les han dicho a varios de los detenidos que admitan los hechos y se declaren culpables para que no le salgan tantos años de prisión.
El juez Márquez García prefiere ignorar la desaparición forzosa de las hermanas Alemán, el allanamiento de la vivienda de la familia Alemán Castellanos sin orden previa, la violación al debido proceso, la tortura brutal contra Richard Alemán y el chantaje que tienen sobre el teniente.
Lo inaudito es que el juez y el fiscal les dijeron a las hermanas Alemán que si el teniente Richard Alemán no admitía los hechos, ellas no saldrían en libertad, es decir, las están usando como si fueran rehenes contra su hermano.
La promoción
En la causa Operación Gedeón aparece lo que se conoce como Operación Puerta Morocha, porque aparecen imputados integrantes de la misma promoción egresada el 9 de enero del año 2009. Es la III Promoción Batalla de Ayacucho, de cuatro años y medio, no cinco como era tradicional.
Hay varios hechos qué resaltar. A esa promoción pertenece el capitán Antonio José Sequea Torres (Nr. 87 en el orden de mérito), quien condujo la Operación Gedeón, que constituyó una emboscada donde fueron asesinados varios militares y policías, y detenidos medio centenar de personas. También a Gedeón pertenece el capitán Víctor Alejandro Pimienta Salazar (Nr. 35).
En esa lista también hay que sumar al capitán Franco Paolo Rizzi Pérez (Nr. 64), compañero de todos ellos, pero esbirro de la DGCIM y quien conocía a la familia, la casa y los movimientos de los Alemán Castellano lo que facilitó que esa madrugada fuera a detenerlos.
Se llevaron a Erickson Alexander Chaya Barroeta (Nr. 15) y a Renny Olivares Moreno (139), el primero cuñado de Richard Rafael Alemán Castellano (Nr. 89) y el segundo amigo y compañero de trabajo en la academia de beisbol.
Las hermanas Alemán Castellanos están detenidas sin que haya ninguna razón para ello, solo ser las hermanas del teniente Richard Alemán y un elemento de presión contra él para que admita los hechos.
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