El Departamento de Estado de EE.UU. calificó este martes de «golpe de Estado» lo ocurrido en Birmania y anunció que restringirá la ayuda dirigida al Gobierno birmano, aunque continuará ofreciendo asistencia humanitaria a la población, incluida la que recibe la minoría rohinyá.
«Después de haber revisado los hechos y las circunstancias, hemos concluido que Aung San Suu Kyi, la líder del partido en el poder, y Win Myint, el debidamente elegido presidente birmano, fueron depuestos en un golpe militar el 1 de febrero», dijo una alta funcionaria del Departamento de Estado durante una rueda de prensa telefónica.
La designación de los sucedido como «golpe de Estado» significa que Washington inmediatamente revisará los 108 millones de dólares que había aprobado para Birmania en este año fiscal.
Sin embargo, la decisión tiene un valor simbólico, ya que «muy poco» de esos fondos van directamente al Ejecutivo birmano y la mayoría se dirigen a la sociedad civil, según la citada funcionaria, quien no ofreció cifras concretas sobre la cantidad de asistencia que se podría ver afectada.
Lo que hará, a partir de ahora, el Departamento de Estado será revisar cualquier ayuda que pueda beneficiar «indirectamente» a los militares, indicó la fuente.
Estará exenta de cualquier restricción la asistencia humanitaria que reciben los miembros de la minoría rohinyá, mayormente musulmana, y que en agosto de 2017 fue perseguida y reprimida violentamente por el Ejército birmano en unos hechos que la ONU calificó de «ejemplo de libro de limpieza étnica».
También continuarán los programas de EE.UU. para apoyar la democracia en Birmania e incentivar la participación de la sociedad civil, detalló la funcionaria.
Además, como ya hizo la Casa Blanca, la citada fuente pidió a los militares birmanos que liberen a los políticos detenidos y advirtió de que EE.UU. tomará «acciones» contra los responsables.
Por último, reveló que la embajada de EE.UU. en Birmania ha tratado de contactar con Suu Kyi, quien se encuentra en arresto domiciliario en su residencia de la capital, y con otros líderes detenidos en sus viviendas; pero, hasta ahora esos intentos no han dado resultados.
Por otro lado, Washington está evaluando si debe volver a imponer las sanciones que levantó a Birmania durante la última década, a medida que el país avanzaba hacia una incipiente y frágil transición democrática, anunció ayer lunes el presidente estadounidense, Joe Biden.
Hasta ahora, EE.UU. se había referido a lo ocurrido en Birmania como «toma de poder por parte de los militares» y no había usado las palabras «golpe de Estado».
El poderoso Ejército de Birmania ha justificado su golpe de Estado por un supuesto fraude en las elecciones de noviembre de 2020.
El golpe, del que había rumores desde la semana pasada, fue ejecutado el día en el que el Parlamento tenía previsto celebrar su primera sesión de la legislatura tras las elecciones de noviembre, en las que la Liga Nacional para la Democracia (LND), formación de Suu Kyi, consiguió revalidar el poder con una abrumadora victoria.
El Ejército de Birmania gobernó el país entre 1962 y 2011, cuando se inició una transición controlada hacia la democracia.
EFE
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