Si hay un lugar en el que se ha sido crítico con la visita a Rusia la semana pasada por parte de Josep Borrell, Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, ese ha sido el Parlamento Europeo. Eurodiputados de distintas formaciones y de distintos países han señalado al jefe de la diplomacia europea, criticado cada uno de sus pasos en Moscú y hasta pedido a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que se deshaga del español. Éste, sin embargo, no ha dado su brazo a torcer y ha defendido su decisión de viajar.
Nacho Alarcón | El Confidencial
El ambiente era tenso este martes cuando Borrell llegaba al Pleno del Parlamento Europeo para defender su viaje a la capital rusa, el cual acabó en una emboscada total por parte del ministro de Exteriores del país, Sergei Lavrov. El veterano político rechazó la oferta europea de reconstruir puentes diplomáticos y se burló de la petición de Borrell de liberar al líder opositor ruso, Alexei Navalni, comparando su situación con la de los políticos catalanes del ‘procés’. Esa actitud no sorprendió para nada en Bruselas, donde están acostumbrados a las tácticas del Kremlin, pero desató a furia en las cancillerías de los Estados miembros que se oponían al viaje y entre numerosos eurodiputados.
Borrell ha tenido que escuchar el linchamiento de muchos de ellos. Aunque algunos miembros de la Eurocámara han reconocido que su intención era buena —si bien el viaje acabó siendo un fracaso—, muchos otros han atacado de forma dura al jefe de la diplomacia europea. Por si fuera poco, la primera intervención del español ante los eurodiputados no ha ayudado a su defensa, al expresarse en un inglés torpe y lento y pronunciando de forma incorrecta el nombre de Navalni.
En su intervención final, no obstante, Borrell ha sacado su perfil más político y capaz, defendiendo a capa y espada su visita a Moscú, algo que ya había hecho su círculo de colaboradores más estrechos. “Hay momentos en los que hay que plantar cara e ir a decir en persona lo que ponemos en los comunicados”, ha explicado el Alto Representante, que, ahora sí, hablaba en español, de forma mucho más ágil, directa y clara.
El catalán ha explicado que entiende que pueda haber críticas o diferencias de opinión respecto a si era el momento de hacer la visita, o si los asuntos tratados fueron los correctos, pero ha señalado que no entiende las condenas feroces contra la decisión de viajar. En su opinión, la situación “demandaba una firme y enérgica presencia”, y ha señalado que las críticas por parte de muchos eurodiputados eran demasiado vagas.
«Se puede entender que el resultado no ha sido bueno, y desde luego hay que aceptar y admitir que la interpretación mediática y la mayoritaria en esta cámara es que no lo ha sido. Pero no lo ha sido, ¿por qué? ¿Porque no había que ir? ¿Porque no había que ir en ese momento? ¿Porque no hemos tratado los temas que teníamos que tratar? ¿No lo ha sido porque no hemos defendido la causa de Navalni y de la oposición? Hay distintos hechos que hay que analizar uno a uno si no queremos que esto se convierta en un pim, pam, pum del que el único beneficiario es el Kremlin, que estará encantado de percibir nuestras divisiones», ha afirmado el jefe de la diplomacia europea.
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