Las invitaba a su casa. Les ofrecía oportunidades de trabajo. Las manoseaba, se masturbaba delante de ellas. O las violaba.
Ese es el modus operandi narrado por las mujeres que han denunciado a Andrés Roemer, un escritor y diplomático mexicano que hasta la semana pasada ocupaba el cargo de Embajador de Buena Voluntad de la Unesco, del cual fue retirado en medio del nuevo escándalo que suma los mismos ingredientes sin importar el país del que se trate: hombres poderosos que aprovechan sus cargos para abusar sexualmente de mujeres.
Las acusaciones contra Roemer empezaron a difundirse en 2019 en las redes sociales, de manera anónima, como parte del estallido del movimiento #MeToo que comenzó en Estados Unidos y que impactó en el resto del mundo.
Pero la gota que rebalsó el vaso, y que marcó un giro por completo a este caso, fue el testimonio que la bailarina Itzel Schnaas subió el pasado 16 de febrero en YouTube, en el que contó detalles del encuentro que sostuvo con el escritor en noviembre de 2019 y que comenzó como una cita de trabajo pero terminó con un abuso.
En ese momento, contó, ella quería presentarle un proyecto para el Festival Internacional Ciudad de las Ideas, un evento cultural fundado por Roemer y Ricardo Salinas Pliego, uno de los empresarios más ricos y poderosos de México que posee bancos, canales de televisión (principalmente TV Azteca) y cadenas de electrodomésticos, entre otros negocios.
Schnaas explicó que la reunión fue incómoda en todo momento porque Roemer la interrumpía con comentarios inapropiados y en algún momento comenzó a acariciarle la pierna mientras él, a su vez, se masturbaba.
«Se masturba, te toca, te violenta», afirmó la bailarina en un testimonio que más tarde fue reforzado por las declaraciones de las periodistas Monserrat Ortiz y Talía Margulis y la actriz Martha Cristiana. Hasta ahora ellas son las que han hablado públicamente, con nombre y apellido, de los abusos sufridos, pero por lo menos siete mujeres más han denunciado a Roemer bajo reserva de su identidad.
Las acusaciones coinciden en que el escritor las invitaba a su casa y las hacía pasar a una especie de sótano. A algunas las encerraba para abusarlas. Otras quedaban inmovilizadas por la sorpresiva violencia de la situación. A veces, hasta les arrojaba dinero y les pedía que se compraran ropa cara para el próximo encuentro.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.