Cada paso que el papa Francisco dé en Irak estará impregnado de máximo simbolismo y no exento de riesgo. El 5 de marzo, cuando el pontífice entre a la catedral de Nuestra Señora de la Salvación de Bagdad, recorrerá uno de los escenarios más sangrientos de la persecución contra los cristianos en ese país. 11 años atrás, Al Qaeda irrumpió en esa misma iglesia durante una misa, tomó rehenes y provocó una masacre que dejó más de 50 muertos.
Por El Comercio Perú
El Papa ha revelado que un pensamiento lo acompañaba insistentemente desde hace mucho: el deseo de ir a Irak. Aunque la crisis por el covid-19 retrasó sus planes, finalmente podrá cumplir el sueño que también tuvo Juan Pablo II y pisar la tierra de los profetas Abraham y Jonás entre el 5 y el 8 de marzo. Será la primera vez que un pontífice visite Irak. El histórico viaje es también el primero de Francisco al exterior desde que empezó la pandemia.
El ataque contra la catedral de Nuestra Señora de la Salvación –hoy fortificada para prevenir tragedias similares– representó el mayor atentado contra la minoría cristiana de Irak desde la invasión del 2003 liderada por Estados Unidos, pero fue solo una prueba de la violencia que sufría esa comunidad religiosa en el país y que la llevó al borde la extinción.
En el 2003, cuando Sadam Hussein fue depuesto, Irak tenía una comunidad de 1,5 millones de cristianos, 6% de la población. Actualmente, hay entre 300.000 y 400.000 (de 40 millones de habitantes), según la ONG de defensa de las minorías Hammurabi.
El terror yihadista del Estado Islámico, que entre 2014 y 2017 conquistó gran parte del norte y el centro de Irak, alimentó la persecución y recrudeció el éxodo masivo de cristianos. Pese a su derrota territorial, el grupo terrorista todavía sigue operando en el país.
El viaje del Papa será intenso. Según el programa oficial, el pontífice visitará varias ciudades en tres días, desde Bagdad, la capital, hasta el norte del país, donde viven gran parte de los cristianos que quedan.
“Él ha insistido bastante en ver la ciudad de Erbil, donde va a tener una gran misa. Es la ciudad donde viven muchos prófugos cristianos que se han escapado de sus lugares de origen. También tiene interés en la ciudad de Mosul, que siempre ha sido la capital cristiana de Irak y es una ciudad que está rodeada por un valle que está repleto de aldeas cristianas y de monasterios, muchos de los cuales han sido destruidos por el Estado Islámico”, dice a El Comercio el escritor e historiador Gerardo Ferrara, Representante de Fundaciones de habla hispana en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma.
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