La británica-iraní Nazanin Zaghari-Ratcliffe compareció este domingo ante el Tribunal Revolucionario de Teherán para enfrentar un nuevo juicio por los cargos de propaganda contra el sistema teocrático del país.
Su abogado, Hoyat Kermaní, informó de que realizó ante la Sección 15 de la corte “la defensa legal” de su cliente y que tiene “muchas esperanzas de que sea absuelta” debido a las pruebas aportadas y al hecho de que ya ha cumplido una condena previa de cinco años de cárcel. “El juicio se llevó a cabo en un ambiente tranquilo con la presencia de mi cliente”, explicó el letrado al medio local Emtedadnews, que publicó las declaraciones en su cuenta de Twitter.
Por su parte, el ministro británico de Asuntos Exteriores, Dominic Raab, tildó este domingo de “inaceptable” que Irán siga adelante con un segundo caso “totalmente arbitrario”. En un comunicado, el jefe de la diplomacia británica aludió a la nueva comparecencia este domingo de Zaghari-Ratcliffe ante el Tribunal Revolucionario de Teherán para enfrentar un nuevo juicio por cargos de propaganda contra el sistema teocrático del país.
El ministro apuntó que el Gobierno iraní ha obligado a esa mujer a “atravesar de manera deliberada un calvario cruel e inhumano” y agregó que “se le debe permitir regresar con su familia al Reino Unido sin más retrasos”. Desde el Gobierno de Londres, Raab aseguró que continúan “haciendo todo lo posible para respaldarla”.
Zaghari-Ratcliffe está acusada ahora de “actividades de propaganda contra el sistema” por participar en una manifestación frente a la Embajada iraní en Londres en 2009, con motivo de las protestas contra la reelección del presidente ultraconservador Mahmud Ahmadineyad; y de dar una entrevista al servicio persa de la BBC, denostado por Teherán. EFE
La mujer, de 42 años y empleada de la Fundación Thomson Reuters, fue detenida en 2016 durante una visita familiar a Teherán y condenada a cinco años de cárcel por delitos contra la seguridad del Estado. Esa pena terminó el pasado domingo, cuando se le retiró la tobillera con la que estaba controlada de modo telemático durante el último año, que lo pasó en arresto domiciliario como muchos otros presos debido a la pandemia de la covid-19.
El primer ministro británico, Boris Johnson, exigió el pasado miércoles al presidente de Irán, Hasan Rohaní, la “inmediata liberación” de Zaghari-Ratcliffe. Johnson afirmó “que pese a que la retirada de la tobillera ha sido bienvenida, su continuado confinamiento sigue siendo completamente inaceptable y se le debe permitir regresar junto a su familia en el Reino Unido”.
Zaghari-Ratcliffe se ha visto envuelta en la conflictiva relación entre Londres y Teherán, que tiene detenidos a decenas de extranjeros o iraníes con doble nacionalidad acusados en general de espionaje para presionar a otros países y lograr concesiones o canjes de presos.
Se ha especulado de hecho con que su detención está vinculada con una deuda que tiene el Reino Unido con Irán desde hace más de cuarenta años, cuando el sha Mohamad Reza Pahlaví compró 1.500 tanques por valor de 400 millones de libras esterlinas que nunca fueron entregados.
Hace una semana, Amnistía Internacional (AI) condenó en un tuit que el nuevo juicio que tuvo lugar hoy es “otro ejemplo más de las autoridades iraníes jugando a juegos políticos crueles con la vida de Nazanin”.
(Con información de EFE)
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