Por todas partes, las tabernas, en las que el pasado verano todavía reinaba el bullicio de los clientes entremezclado con las notas del buzuki, han guardado los emblemáticos manteles de cuadros azules y blancos.
AFP
“Estoy dando una vuelta para ver quién ha sobrevivido durante la pandemia”, lanza Elena, una comercial, desesperada al ver tantas tabernas cerradas. “Todo el mundo está limpiando frenéticamente las fachadas para mantenerse ocupado”, señala.
Es el caso de Venetia Avgerinou, que saca unas flores de plástico para decorar su negocio, cerrado, como todos los restaurantes de Grecia, desde el 7 de noviembre de 2020.
Las autoridades contemplan dejar que restaurantes y cafeterías reabran en cuanto pase la Pascua ortodoxa, a principios de mayo. Eso sí, únicamente sus terrazas.
“En un año”, Venetia solo trabajó “cuatro meses”. Pero ha aprovechado para “replantear completamente” su carta. “Ahora quiero llevar a mis clientes, que han estado encerrados durante meses, a hacer viajes culinarios por toda Grecia”, explica la mujer, propietaria desde hace nueve años de una taberna del barrio de Kukaki, un distrito de moda.
“El hombre es un animal social, como decía Aristóteles. Necesitamos vernos, hablar entre amigos en torno a una buena comida”, subraya.
Con ella trabajan diez personas, pero todas están en paro parcial.
Su cocinera, Florentia Psimadis, ha tenido que sobrevivir con un subsidio de 534 euros (640 dólares) al mes desde noviembre, pues su marido está desempleado desde hace mucho tiempo.
“Pedimos dinero prestado, gastamos menos, hemos aprendido a vivir con poco desde la crisis económica”, explica a la AFP.
Amenazados seis de cada diez
En Grecia, al menos 330.000 personas trabajan en el sector de la gastronomía. Según el presidente del sindicato de ese sector, Yorgos Kavvathas, decenas de restaurantes, bares y cafeterías tuvieron que echar la llave en el centro de Atenas y de Tesalónica, en el norte. Seis de cada diez establecimientos, dice, podrían verse obligados a cerrar.
Para evitar un escenario tan catastrófico, Tilemachos Nikoletatos rompió el contrato de alquiler de su restaurante de 15 mesas del barrio de Kaisariani. A unos metros de allí, tiene previsto abrir un bar de comida rápida.
“Las facturas se van acumulando, no puedo pagar el alquiler y seguramente no podré conservar a mis 16 empleados, así que decidí quedarme con locales más pequeños, más baratos, y solo tener a dos en la cocina”, explicó el hombre, de unos 40 años.
El gobierno griego cuenta con 330 millones de euros de fondos europeos (392 millones de dólares) para impulsar el sector y permitir que los restaurantes puedan funcionar durante los primeros dos o tres meses.
Según el Ministerio de Desarrollo e Inversiones, se entregará el 7% de la facturación de 2019 a los restauradores en forma de préstamos.
“¿Pero recibiremos este dinero antes de la reapertura? En Grecia, siempre se tarda mucho en repartir las ayudas”, lamenta Tilemachos.
Venetia también tiene dudas: “Ese préstamo da más miedo que otra cosa. En un momento dado, habrá que reembolsarlo… ¿Podremos hacerlo o estaremos hasta arriba de deudas?”.
“De una crisis a otra”
En el barrio de Syntagma, en pleno centro, Triantafyllos Laddas, dueño de una taberna de pescado, aplaude ese “gesto necesario e indispensable del gobierno”, aunque eso no le impide seguir preocupado por el futuro.
Triantafyllos, de unos 50 años, no sirve actualmente más que una decena de platos para llevar cada día y ha perdido alrededor del 80% de su volumen de negocio.
“Esperamos que los turistas puedan volver este verano, que los griegos tengan ganas de salir de nuevo y de ir a los restaurantes a pesar del contexto sanitario, pero hay mucha incertidumbre”, considera.
Sin embargo, el tabernero no pierde la esperanza. “En Grecia, pasamos de una crisis a otra, pero siempre nos levantamos. Sobreviví a la crisis financiera, sobreviviré a esta también”, dice.
Firme defensora del pasaporte sanitario, Grecia espera potenciar desde mediados de mayo el sector turístico, que representa una cuarta parte de sus ingresos.
El país prevé gastar 11.600 millones de euros (13.700 millones de dólares) este año en compensar las consecuencias de la pandemia, tras los 24.000 millones de euros (28.500 millones de dólares) del año pasado.
En Grecia, se han registrado unos 280.000 casos de covid-19 y más de 8.500 decesos.
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