El motor de la UE por población y pujanza económica, Alemania, está dispuesta a dar el paso que hasta ahora sólo habían osado países de Europa del este como Hungría, República Checa o Eslovaquia: negociar bilateralmente con Moscú la adquisición de la vacuna rusa Sputnik V, al margen del sistema de compras conjuntas diseñado por la Comisión Europea.
«Es el caso de Hungría. No es el fin de la estrategia europea», dijo este jueves el portavoz jefe del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer, para defender el mecanismo de adquisición común y reparto proporcional entre los Veintisiete de las dosis en la Unión Europea.
La decisión de Berlín se conoce mientras persisten las dudas sobre el fármaco de AstraZeneca, pese a la opinión favorable de la Agencia Europea del Medicamento (EMA).
Ese organismo considera que los pocos casos de trombos vinculados a la vacuna del laboratorio anglo-sueco no justifican que se cuestione su eficacia y seguridad y no ve necesario restringir su administración.
La eurocomisaria de Sanidad, Stella Kyriakides, ha pedido que se respete el criterio de la EMA, pero los ministros de Salud de los Estados miembros han optado por solicitar más estudios y, mientras tanto, actuar cada uno por su cuenta, reflejo de una falta de concierto que también se ha visto a nivel doméstico en varios países.
Dinamarca no distribuye el fármaco de AstraZeneca. Bélgica lo limitará a mayores de 56 años y Francia de 55. Italia concederá uso preferencial a partir de los 60 y España reservará la vacuna a personas de entre 60 y 65 años.
«Las decisiones sobre vacunación de un Estado miembro pueden afectar a otros», reconoce la Comisión.
ALEMANIA MIRA A RUSIA
El presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, de 65 años, se ha vacunado esta semana con AstraZeneca y se espera que pronto siga sus pasos la canciller, Angela Merkel, de 66.
Un gesto para insuflar confianza social en el fármaco que trae de cabeza a la UE y, en particular, a la Comisión que preside la exministra germana de Defensa, Ursula Von der Leyen, primero por incumplir las entregas firmadas y después por los vínculos con unos pocos casos fatales de trombos.
Pero, en paralelo, Berlín está también dispuesto a comprar en solitario en el mercado ruso, siempre que la agencia europea apruebe la Sputnik V, basada al igual que el de AstraZeneca en el adenovirus y actualmente en fase de revisión en la EMA.
La Sputnik V, cuya compra no está negociando Bruselas pero que Hungría ya administra por decisión propia, se encuentra en el mismo estado de análisis en la EMA que los fármacos de la alemana CureVac y de la estadounidense Novavax, que a diferencia de la vacuna rusa sí forman parte del el portafolio de vacunas preadquiridas por la Comisión.
Y en la Eurocámara surgen voces que piden a la Comisión que abra negociaciones con Moscú, como la del conservador Peter Liese, del mismo país y de la misma familia política que Merkel y Von der Leyen. EFE
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