Estados Unidos no está buscando «imponer» su modelo en Centroamérica sino apoyar a los países de la región para crear «sociedades seguras, prósperas y democráticas», afirmó el viernes el enviado especial del gobierno de Joe Biden para el Triángulo Norte centroamericano.
AFP
Ricardo Zúñiga, el diplomático encargado de atender las causas fundamentales de la migración irregular de Guatemala, Honduras y El Salvador, origen de la mayoría de los indocumentados que llegan a la frontera sur estadounidense, dijo que la meta de Washington es que los ciudadanos vivan «con dignidad» en sus países.
«Nosotros no estamos tratando de imponer un modelo de Estados Unidos. Estamos ayudando a nuestros socios a implementar sus propias leyes y sus propios compromisos», aseguró tras viajar esta semana a Guatemala y El Salvador, y sostener un diálogo bilateral el viernes en Washington con autoridades de Honduras.
«Nuestro objetivo es trabajar con el pueblo de Centroamérica para crear migración segura y legal, pero también sociedades seguras, prósperas y democráticas, donde los ciudadanos de la región puedan construir sus propias vidas con dignidad», apuntó durante una conferencia de prensa telefónica.
Es en ese marco, dijo, que Estados Unidos apoya la lucha contra la corrupción y la impunidad, la consolidación del Estado de derecho, la creación de condiciones para favorecer el crecimiento de pequeñas y medianas empresas y el desarrollo social.
«Claramente», afirmó, el funcionamiento de las democracias en Centroamérica «tiene un impacto directo en la estabilidad y los intereses, no solamente de Estados Unidos, pero de todos los países de la región».
«Buenas bases»
Zúñiga dijo que en sus contactos estos días con los tres países, tanto con los gobiernos como con la sociedad civil, el sector privado y los periodistas, Estados Unidos reafirmó su compromiso de trabajar para «aliviar las condiciones que han impulsado una migración masiva irregular hacia México y Estados Unidos», un fenómeno que, insistió, no es nuevo.
Las detenciones de inmigrantes indocumentados en la frontera con México se dispararon un 71% en marzo, alcanzando el nivel más alto en 15 años, y el número de menores no acompañados registró un aumento del 100% en un mes, según cifras oficiales reveladas el jueves.
Zúñiga señaló que el gobierno de Biden está abocado a dar «mensajes claros» para desalentar esa afluencia irregular y también a «explorar otras vías» para facilitar una migración legal.
«Tenemos bastante trabajo por enfrente, pero pensamos que construimos buenas bases con socios en los tres países», dijo.
Consultado sobre la relación diplomática con El Salvador, luego de que el presidente Nayib Bukele no lo recibiera en San Salvador, Zúñiga restó importancia al tema, asegurando que su visita a ese país fue «un éxito».
Zúñiga, con doble nacionalidad estadounidense y hondureña, también minimizó el hecho de no haber ido Tegucigalpa.
En vez de eso, el enviado especial se reunió el viernes en Washington con el canciller hondureño, Lisandro Rosales, y otros ministros del gobierno de Juan Orlando Hernández, recientemente acusado de narcotráfico en una corte en Nueva York.
«Las cuestiones vinculadas a acciones del Departamento Justicia no nos pertenecen», dijo al ser preguntado sobre si habló con Rosales sobre la condena al hermano del presidente Hernández a cadena perpetua en Estados Unidos por narcotráfico.
Sin embargo, dijo que sí hablaron de «casos de corrupción y la importancia de atender a esos problemas como una forma de mejorar las condiciones del país».
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