El Tribunal de Apelación de París confirmó este jueves la sentencia contra la empresa certificadora alemana TÜV Rheinland por el caso de los implantes mamarios defectuosos PIP, en un caso planteado por unas 2.500 de las afectadas, que recibirán una indemnización provisional de 3.000 euros.
La decisión, que confirma una sentencia previa, cierra un caso de más de diez años al considerar que TÜV Rheinland cometió negligencia al validar como seguros unos implantes que tenían silicona industrial que se filtraba al cuerpo humano.
«Hoy es el día de la victoria para las víctimas de trasplantes fraudulentos en todo el mundo», proclamó el abogado de 20.000 víctimas agrupadas en la asociación internacional PIPA, Olivier Aumaître.
Las indemnizaciones finales para el primer grupo de afectadas se conocerán en septiembre. El abogado avanzó que ha solicitado entre 20.000 y 70.000 euros en función del grado de perjuicio sufrido por cada mujer.
Aumaître pidió a la compañía alemana «capitular con dignidad» para negociar las compensaciones y avanzó que la sentencia abre la vía al pago de indemnizaciones a otras mujeres en más países.
TÜV Rheinland recalcó por su parte, en un comunicado de su abogada Christelle Coslin, que la sentencia de hoy rechazó las demandas de numerosas mujeres que habían recibido su implante antes de 2006 o no pudieron probar que se les colocaron prótesis PIP.
También señaló que la sentencia de hoy es contraria a una que emitió el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2017, y a otra del Tribunal de Apelación de Versalles (Francia) de este mismo año.
Sobre todo, la compañía alemana recalcó su argumento de haber sido víctima de fraude por parte de la empresa francesa PIP.
Los implantes fueron producidos por PIP, que comercializó durante diez años prótesis mamarias rellenas de silicona industrial, y gracias a la certificación de la compañía alemana pudo colocarles el sello europeo de calidad CE para distribuirlos por más de 60 países.
Cuando el escándalo estalló, se calculaba que podía haber varios cientos de miles de afectadas, entre ellas varios miles de latinoamericanas.
Según PIPA, más de la mitad de las víctimas han sufrido la rotura de sus implantes. Incluso en los que no se rompieron, la silicona se filtró al cuerpo y llegó a ganglios linfáticos, pulmones y otros órganos.
Muchos de los implantes se han ido retirando con el paso del tiempo.
El fundador de PIP, Jean-Claude Mas, fue condenado en 2016 a cuatro años de cárcel por la utilización durante años de un gel fraudulento y engañar a los organismos de control y de certificación. Mas falleció en 2019.
Inicialmente se calculó que había más de 20.000 afectadas en todo el mundo, de ellas unas 7.000 de países latinoamericanos, en particular colombianas y venezolanas.
EFE
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