La disparidad en las estrategias anticovid del Gobierno del portugués António Costa, que mantiene restricciones en algunas actividades mientras permite multitudinarias celebraciones de fútbol o público en la final de Champions, levanta ampollas entre empresarios, políticos y deportistas.
EFE
Portugal registró hoy 609 nuevos positivos de covid -la cifra más alta en un mes- y ninguna víctima mortal. Desde el inicio de la pandemia, suma 847.006 casos y 17.022 fallecidos.
Tras un severo confinamiento, el país logró doblegar la curva del virus y conseguir cifras que han permitido levantar el estado de emergencia, desconfinar y avanzar hacia el trabajo presencial.
No obstante, se mantiene el uso obligatorio de la mascarilla, las restricciones en restauración y hostelería -con límites en los aforos y cierres obligatorios a las 22.30- y el distanciamiento en las playas.
Pero mientras la policía puede dispersar una reunión de amigos en un parque -e imponer sanciones- o multar a algún bañista desprevenido por retirar su mascarilla en la zona de paseo en la playa, los portugueses asisten hoy atónitos a las imágenes de los «hooligans» que han tomado la ciudad de Oporto, sin mascarillas ni distancia, para asistir a la final de la Champions que enfrentará hoy al Manchester City y el Chelsea.
«HOOLIGANS» EN LA CHAMPIONS, GRADAS VACÍAS EN PORTUGAL
La policía portuguesa parece mirar para otro lado mientras los fanáticos del Chelsea y el City apuran sus cervezas en las terrazas de la «Ribeira» del Duero, sin mascarillas, amontonados y cantando a pleno pulmón.
Unos 16.500 hinchas asisten a la final de la Champions en el estadio Do Dragao y, pese a los esfuerzos por evitar que los seguidores de uno y otro equipo se encuentren, al menos un británico está en el hospital, herido en uno de los altercados de los últimos días.
Las autoridades lusas se justifican asegurando que la UEFA pidió una final con público y que la seguridad está garantizada, pero los aficionados portugueses asisten irritados al espectáculo.
Los partidos de la Liga portuguesa no admiten público. Ni siquiera en la final que se anotó el Sporting, en Lisboa, a mediados de mes y que fue seguida de una multitudinaria -y polémica- celebración.
Una celebración que, según algunos expertos, está en el origen del aumento exponencial de casos que registra la capital portuguesa.
«La región de Lisboa y Valle del Tajo continúa con niveles de incidencia crecientes y es motivo de preocupación», admitió esta semana la ministra de Presidencia, Mariana Vieira da Silva.
DOBLE VARA DE MEDIR
«Sumisión total al fútbol», denuncia la federación portuguesa de rugby, que celebrará hoy la final de su campeonato nacional sin público y acusa a las autoridades de tener «dos pesos y dos medidas».
«Lo que está ocurriendo es increíble», denuncia el líder de la oposición conservadora, Rui Rio.
«No consigo entender cómo no dejamos que haya público en nuestros campeonatos de fútbol -y hasta diré que me parece bien- y ahora importamos un juego en el que los extranjeros pueden estar e incluso provocar incidentes», crítica.
Mientras crece la polémica, la patronal de restaurantes de Portugal, PRO.VAR, pide audiencia con el primer ministro para denunciar esta «dualidad de criterios».
Los empresarios no entienden el «trato diferente» que se aplica a las celebraciones futbolísticas, hablan de «incongruencia» y lamentan los controles a un sector que «asiste incrédulo a millares de personas sin mascarilla, sin distanciamiento y mezclados con los portugueses» ante la pasividad de las autoridades.
Una «permisividad incomprensible» y una «doble vara de medir» que genera un «sentimiento de indignación y revuelta», alertan.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.