Decenas de miles de turistas británicos han interrumpido sus vacaciones y abandonan precipitadamente Portugal horas antes de que el país quede excluido formalmente de la «lista verde» del Gobierno de Boris Johnson.
Los británicos abarrotan hoy el aeropuerto de Faro, en la capital del Algarve -su principal destino portugués-, para volver a sus ciudades de origen antes la madrugada del martes, cuando entre en vigor la sanción a Portugal, que en la práctica les obligaría a guardar diez días de cuarentena en casa a su regreso.
Reino Unido anunció hace tres días que Portugal abandonará la lista verde de destinos que no obligan a guardar cuarentena a su regreso, tras apenas tres semanas en ella.
Varias aerolíneas han habilitado vuelos adicionales desde localidades portuguesas, a precios en general más altos, a fin de satisfacer la demanda de multitud de personas que quieren estar en territorio británico antes de que a las 03.00 GMT del martes se apliquen las medidas dispuestas por el Gobierno de Londres el pasado 3 de junio.
Más de 25.000 turistas británicos dejaron el Algarve durante el fin de semana y miles más lo harán en las próximas horas, en alguno de los cerca de 40 vuelos programados hoy en Faro con destino al Reino Unido, el doble de lo habitual.
Los laboratorios de la región están desbordados por la demanda de test PCRs y, ante la imposibilidad de conseguir cita a tiempo, cientos de británicos han optado por someterse a la prueba en el aeropuerto, colapsando las instalaciones.
La decisión de Johnson de sacar a Portugal de su «lista verde» ha caído como un jarro de agua fría sobre Portugal, que confiaba en recuperar la actividad turística, especialmente en el Algarve, de la mano del mercado británico.
Los precios de los aviones que enlazan el Algarve con Reino Unidos se han disparado en las últimas horas y se desploman a partir del miércoles.
También las tarifas hoteleras desde hoy bajan sensiblemente en el Algarve sobre los precios anunciados para estas fechas.
El primer ministro portugués, António Costa, criticó el domingo la «inestabilidad» del sistema británico, que actualiza los destinos cada tres semanas.
«No podemos tener este sistema de inestabilidad de que haya cambios cada tres semanas, no es bueno ni para quien planea sus vacaciones ni para quien tiene que organizar la industria turística».
Para el Ejecutivo luso, «la medida no se justifica» y causa por «graves perjuicios, tanto a los británicos, que en este momento no pueden salir sin quedar sujetos a cuarentena a ningún sitio de Europa, como los daños que causa a la economía nacional».
El Reino Unido trata de impedir que arranque una tercera ola de la pandemia, tras registrar un incremento de los contagios impulsado por la variante Delta identificada inicialmente en la India.
Según datos del domingo, este país contabilizó 5.341 nuevos casos positivos del virus en 24 horas, un 49 % más que hace una semana, con cuatro muertes, un descenso del 1,7 %.
Desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020, ha registrado 4,51 millones de contagios y 127.840 decesos, mientras que han recibido ya dos dosis de la vacuna 27,6 millones de personas. EFE
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