Un mes después de la inaudita ola migratoria hacia el enclave español de Ceuta, continúan allí unas 3.000 personas en situación irregular, indicaron el jueves las autoridades de este territorio norteafricano.
“En Ceuta calculamos que se han quedado 3.000 personas, entre adultos y menores, de las 12.000 que accedieron de manera irregular a nuestra ciudad los días 17 y 18 de mayo”, indicó a la prensa Juan Vivas, jefe del gobierno local.
Según él, unos 830 menores siguen en Ceuta.
La mayoría de los migrantes que entraron en Ceuta aquellos dos días fueron rápidamente devueltos a Marruecos por las fuerzas españolas.
Los que lograron quedarse se encuentran en muchos casos “en la absoluta precariedad”, lo cual supone “una situación absolutamente insostenible”, y que “se agrava cada día”, según Vivas.
El responsable local pidió por ello al gobierno central que actúe “cuanto antes, para evitar que el daño sea irreparable”.
Según él, la ciudad afronta a la vez una “emergencia humanitaria” y un problema de seguridad para sus más de 80.000 ciudadanos.
El 17 y 18 de mayo, el enclave español vio una afluencia insólita de migrantes, en su inmensa mayoría marroquíes muy jóvenes, que aprovecharon la falta de control policial del lado de Marruecos y accedieron a nado a Ceuta.
Las autoridades marroquíes dejaron pasar a estos migrantes en represalia por la decisión de España de acoger en un hospital en Logroño (norte) al líder de los independentistas saharauis, Brahim Ghali, denostado por el poder marroquí.
El flujo de migrantes sembró el pánico entre los ceutíes, pero también compasión por estos jóvenes llegados con la ilusión de escapar de la pobreza, el hambre y el paro en su Marruecos natal.
AFP
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