Una mujer que había quedado separada del grupo con el que se manifestaba sintió un tirón de la bandera casera que se portaba a manera de capa durante una protesta contra el gobierno en Bogotá, la capital de Colombia, en horas tempranas del 3 de junio.
Por BBC MUNDO
«Un grupo de unos ocho policías me rodeó», cuenta la mujer -que pidió no revelar su nombre por motivos de seguridad/. «Uno de ellos dijo: ‘esta es una buena para violar'».
«Tenía un arma de perdigones y me la estaba apuntando de cerca. Le dije que lo hiciera», dijo desafiante. «Sólo quería asustarme», explicó, añadiendo que otros manifestantes llegaron al rescate poco después de que el uniformado la amenazara.
El abuso verbal, las amenazas de violencia sexual y la discriminación no han sido incidentes aislados durante la ola de protestas antigubernamentales que se ha propagado por Colombia desde el 28 de abril.
Se han dado al menos 113 casos de violencia de género, según la Defensoría del Pueblo, la agencia oficial del gobierno que se encarga de velar por la protección de los derechos humanos y civiles de los ciudadanos.
«Nos empezaron a llamar, perras, putas, rameras», relata Karla Cardoso del abuso que los agentes de la policía le propinaron a ella y a otras mujeres durante las protestas en Medellín, el 20 de mayo. «Nos preguntaron qué hacíamos afuera de noche, amenazándonos con matarnos», dice la estudiante de 25 años.
Pero según Temblores, una ONG que monitorea la violencia policial, la situación no siempre termina con amenazas. La organización dice haber recibido informes de 28 manifestantes que alegan haber sido sexualmente abusadas por miembros de las fuerzas de seguridad. Incluyen acusaciones de haber sido forzadas a desnudarse, toqueteadas y violadas.
Actualmente,la Fiscalía esta investigando siete acusaciones de violencia sexual por la fuerzas de seguridad. Entre estas se encuentra el caso de una niña de 17 años que supuestamente fue abusada sexualmente por la policía en la ciudad de Popayán. La menor se suicidó un día después del supuesto abuso.
Linda Cabrera, la directora de la organización feminista Sisma Mujer, señala que el objetivo de la violencia de género es infundir miedo entre las mujeres para disuadirlas de protestar. Pero muchas mujeres no se han desanimado. Dicen que, por el contrario, la violencia les ha dado mayor determinación para jugar un papel vital en las manifestaciones.
Algunas organizan vigilas y protestas sentadas mientras otras insisten en marchar al frente de las movilizaciones. Sin embargo, muchas reconocen sentirse vulnerables durante las protestas, especialmente cuando están solas.
Las acusaciones de ataques sexuales contra las manifestantes no son nada nuevas en esta última ola de protestas. Temblores asegura haber recibido 132 reportes de actos sexuales violentos perpetrados por la policía entre 2017 y 2021. La ONG señala que la evidencia que ha recopilado sugiere que fueron premeditados y dirigidos rutinariamente por grupos de oficiales adentro de espacios encerrados.
Katherine Acosta, una estudiante de 23 años de Medellín, alega que fue víctima de uno de esos ataques en junio de 2020. Le dijo a la BBC que fue arrestada después de llamarle la atención a un policía que había rociado la cara de una mujer con una lata de pintura aerosol durante una protesta antigubernamental.
«Cuando entramos en la estación, [el agente de la policía] me tocó por todas partes, mis senos, mis partes íntimas, y presionó su pene contra mi cuerpo».
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