Temerosos e indecisos, así se encuentra parte de la población de parroquias rurales o municipios foráneo, de estados como Lara ante la falta de información que genere confianza en la vacuna contra la covid-19. Expertos desconocen la verdadera planificación, pero saben de rezagados que acuden a última hora y las dosis no alcanzan para los asistentes en algunos ambulatorios rurales. Piden más accesibilidad, al considerar caseríos muy alejados y los esfuerzos asumidos para movilizarse a falta de combustible.
Guiomar López | La Prensa de Lara
Según Huniades Urbina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina, han tenido denuncias de médicos del interior del país que se aplica la inmunización sin una programación clara. «Sin conocimiento, queda la suspicacia en la población. La gente no sabe si ir o no ir y menos aún cuando pretenden incluir en pleno ínterin al prototipo Abdala», recalcó recordando la insuficiencia de segundas dosis en algunas regiones, con personas que siguen a la espera por completar la inmunización.
Se amerita de pesquisas con un abordaje que no sólo busque identificar patologías, sino cubrir con la información pertinente para que los habitantes de estos caseríos tengan confianza en los biológicos.
Ese trabajo de pesquisas del personal sanitario hacia estas comunidades tan alejadas, debe profundizar en la información pertinente y con mensajes que puedan ser entendidos para que la colectividad acepte la vacuna, como la garantía para hacerle frente al coronavirus.
Para Luzmila Leal, coordinadora de Médicos Unidos, es importante asegurar la accesibilidad al tener presente las limitaciones de la comunidad. «Además del esfuerzo, se tiene el gasto extra de quienes puedan conseguir a alguien con un vehículo con gasolina», señala y recuerda la necesidad de incentivar la responsabilidad personal por cumplir con la protección y así no exponer al círculo más cercano.
Desde Humocaro Bajo, el dirigente vecinal Andrés Eloy González confirmó que «hay retrasados, quienes perdieron su cita y algunos regresan luego». Los atienden primero que el correspondiente a ese día y se ignora el esfuerzo de quienes les cuesta trasladarse desde caseríos ubicados en montañas. Tal como pasó el pasado 12 de julio con una señora de 66 años que padece de diabetes e hipertensión, quien debía ingeniársela nuevamente para conseguir una moto con gasolina. Ese día no alcanzaron las dosis por tantos rezagados en cola y hasta perdieron el viaje personas de caseríos más lejanos, como Hato Arriba, en Morán.
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